lunes, 14 de diciembre de 2009

AUTOS LOCOS

En esto del surf a menos que vivas pegado a la playa y siempre entres ahí, tarde o temprano vas a tener que moverte. De que formas se puede hacer esto es de lo que voy a tratar hoy. Y es que en este deporte hay muchos tipos de transporte, y dentro de cada tipo las gamas van de lo más tirado a super-guachi del paraguay.

Empecemos por los más sencillos, aparte del “coche de San Fernando”. Si vives a una distancia moderada de la playa y eres ecologista, o no quieres gastar en gasolina, o no tienes el carnet de conducir la bici es una buena solución. Eso si, o te preparas un porta-tablas en plan sidecar o más vale que sepas hacer malabarismos con la mochila a la espalda, la tabla en una mano, y la otra para maniobrar si quieres conservar la dentadura intacta. Ayuda si el camino no tiene muchos baches y bordillos, y si has hecho esto desde pequeño y es que son los quinceañeros los que dominan esta disciplina pues van con la tabla debajo del brazo, mientras mensajean con el móvil y van comiendo pipas con la otra. Otra alternativa ecológica si vives en zona urbana es el autobús/tranvía/metro, pero normalmente el conductor/revisor te pone pegas y mira con mala cara así que se suele evitar.


Posiblemente el vehículo más empleado entre surfers es el coche. Aquí es donde la gama y calidad del turismo varía radicalmente. Desde el cuatro latas oxidado sin ventanas y que hay que frenar con la suela del zapato hasta el último modelazo de BMW o Mercedes. Este contraste entre coches es fácil de observar en parkings de playas populares. Dos observaciones, normalmente (pero no siempre) a más caro el coche menos horas en el agua que pasa su dueño (los cochazos cuestan pasta y eso se consigue con trabajos que requieren mayor responsabilidad y muchas horas en la oficina lejos del agua). Segundo, aunque tengas un Rolls Royce o un Seat 600 los dos se va a manchar de arena igual, todavía no se a inventado un coche que evite esto (ni una mujer que no te cante las cuarenta por llenar la alfombrilla de arena!).


Después del coche viene la llamada “furgoneta surfera”, un vehículo multiusos, que te lleva al trabajo entre semana y el finde se convierte en tu casa. También un método muy usado para moverse de surfari, sin tener que preocuparse de donde dormiré esta noche y poder despertar junto a la playa (hay que procurar ser siempre respetuosos y limpios, que luego pagan justos por pecadores). Cuando uno oye que alguien se va con la furgo a coger olas se imagina una Volkswagen California o Merceces Vito último modelo con su conversión Westfalia, pero no todas caen en esta categoría. Hay desde las VW splitscreen del año de la pera, que cabe justo la tabla y una caja de cerillas y vas a 35 km/h de media (en cuesta abajo) hasta las autocaravanas Hymer con ducha, antena televisión, salón, comedor y cuarto de invitados. El que tiene furgoneta ya sea vieja o nueva, sabe que su verdadero valor sale a relucir en esas frías sesiones de invierno cuando te puedes cambiar en seco, con la calefacción a tope y mientras se cuece el café calentito.

Ya cuando nos vamos para más lejos, a ese surfari que uno lleva planeando no se cuantos años, que ha visto diez mil videos en Youtube, y se a releido todas las guías de surf del firmamento, es el avión el que te lleva. A pesar de ser un modo de transporte rápido y cómodo, aquí es donde los surfers sufrimos por partida doble. La primera a la hora de pasar por cajero ya que normalmente las aerolíneas suelen dar unas hostias escalofriantes, para que luego encima te venga un/a borde y te diga que serán 200 euros más por la facturación de las tablas. En segundo lugar por muchas veces que escribas FRAGIL y pongas 20 metros cuadrados de espumillón entre cada tabla nunca respiras tranquilo hasta que las revisas en tierra y ves que están sanas y salvas. Siempre uno tiene pesadillas la noche antes de partir con algún operario de equipaje de dos metros quince analfabestia completo que tira tus tablas favoritas sin escrúpulos debajo de 500 kilos de equipaje. Aquí de nuevo se puede viajar desde en primera clase con champan y caviar tumbado a todo lujo o en avioneta tipo Indiana Jones con gallinas, conejos y de pies agarrándote a lo que puedas.

Y luego ya quedan los medios de transporte menos usuales. El helicóptero, que mejor casi ni verlo porque suele utilizarse por la Cruz Roja para rescatar a algún kamikaze que se mete en situaciones extremas o simplemente un despistado que se lo lleva la corriente. O el barco, también usado frecuentemente en surfaris, bien como ferries para moverse entre islas o boat-trip que te deja a pie de ola sin mojarte el pelo (ahí el factor cocinero y como le huelan los pies al compañero de camarote es crítico) .

Así que ya veis, seguro que me dejo un montón de tipos de transporte (burro, motocicleta, submarino! …), lo que está claro que los surfers nos montamos en cualquier cosa con tal de llegar hasta nuestras tan deseadas olas.

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