viernes, 30 de diciembre de 2011

RECORTES PARA EL 2012



Para el 2012 el nuevo gobierno ha decidido dar tijeretazo y recortes en muchos de los temas que nos incumben, incluyendo el surf. A traves de su viceconsejero de deportes Pepe Asnar se han anunciado una serie de nuevas medidas para combatir la crisis de masificación que vivimos en los picos actualmente. Aunque el presidente, MR, puntualizó que esta crisis surfística no es solo peninsular, sino que es a nivel mundial. Además con el dedo acusador apostilló que los causantes de que el surf este de moda viene de fuera, manipulado por marcas de ropa extranjeras y los circuitos internacionales de la ASP, para así lavarse las manos.


Para aminorar la presión de gente en los picos el vigente gobierno va ha aplicar entre sus recortes:


- Reducción de tiempo de baño. Cada surfista tendrá que adquirir, previo pago, en su ayuntamiento un ticket que le permitirá surfear 1 hora máximo por día. Un policía municipal camuflado de surfista irá circulando por los diferentes picos y podrá inspeccionar que el ticket sea válido. Si no se tiene ticket o se pasado uno de tiempo será multado con la retirada de la tabla y un mes sin entrar.


- En invierno prohibición de venta de trajes de neopreno 4/3 o de mayor grosor, además de escarpines y gorros. Así el personal que se atreva a entrar en pleno febrero con un 2/3 rotará más rápido. En verano a pelo o nada.

- Recorte en tamaño de tablas, tanto en longitud como grosor. Irrespectivamente de la edad, altura, o habilidad solo se podrá surfear con tablas de 6 pies para abajo y grosor de 2 pulgadas. Así la gente se cansa más rápido y sale antes.


- Reducción del número de aprendizes que una escuela de surf podrá tener por mes. En principio el gobierno ha estipulado que una escuela de surf (con licencia) tendrá derecho a dar clases a un alumno por mes. Aunque si se comprueba que está cifra es demasiado estricta podrán incrementarla hasta dos.



No todo son recortes, también habrá incentivos sufragados por las recaudaciones de los tickets y decomisaciones de tablas:


- Pagos (anónimos) a los surfistas que revelen la localización de secret spots, para que se repartá más la peña entre olas.


- Recompensas para "informadores" (osease chivatos) que denuncien a colegas surfistas que no pagan por tickets o usan trajes de neopreno (comprados de contrabando) gordos.


- Subsidios para la salida del agua de los surfístas más veteranos de la "antigua flota" (u otros menos motivados) y desguace de tablas para reducir la capacidad de explotación del recurso surfístico.


- Incentivos económicos para aquellos que decidan quedarse en casa viendo la tele o leyendo el períodico en días épicos.


- Regalo de otros materiales deportivos (botas, balones, raquetas, esquís, ....) a cambio de tablas y trajes de surf para los que decidan dejar el deporte de las olas.


Alguna otra sugerencia para aminorar la muchedumbre en los picos?


Bueno en serio, desearos un feliz 2012 (y sin recortes)!


Hasta otra, SF.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

LO DEJO

Bueno gente,



Hasta aquí ha llegado mi historia con el surf.



Ayer tuve el baño de mi vida en Mundaka, cinco tubarros impresionantes y al salir del último en la siguiente sección me cayó encima una losa de agua que partió mi tabla en tres.







Fue una revelación. Lo entendí claramente. El surf ha significado todo para mi durante los últimos diez años, muchas horas de dedicación y sacrificios. El surf quiso devolverme un último favor en la sesión de ayer, un deseo final. Pero el mar también me dejo un mensaje al zarandearme así y destrozar mi tabla, para decirme "te he regalado estas olas para que las guardes en tu memoria para siempre, pero es hora de que busques nuevas metas, de lo contrario la próxima vez serás tú quien aparezca en tres cachos".




Y es que cada día haciéndome más viejo (acercándome a los 40 peligrosamente), cada vez más duro aguantar el frío, y con mucha más gente en el agua, he decidido que lo del surf fue bonito mientras duró pero ahora hay que buscar nuevos horizontes. Mi mujer dió un salto de alegría cuando le dije que iba a vender todas las tablas y que no llenaría de nuevo la cama de arena.




Me quedan mil hobbies por descubrir, por de pronto quiero apuntarme a cursillos de origami (papiroflexia), de sexo tántrico y risoterapia. Ya os contaré como es la experiencia vital post-surf.



Saludos, SF


viernes, 23 de diciembre de 2011

FELICES FIESTAS!


Estimados amig@s,






No os preocupéis si no hos ha tocado El Gordo (de lotería me refiero), que es bastante posible ya que sospecho pocos lectores de Huesca pasarán por un blog de surf. Sin embargo siempre nos quedan el mar y las olas, que esas son gratis por suerte.

Desde aquí desearos a todos que paséis unas felices fiestas navideñas y que el año que viene os traiga buenas cosas, en particular olas memorables!

Un abrazo, SF

miércoles, 21 de diciembre de 2011

DESVENTURAS SURFÍSTICAS

Esta historia me ocurrió a principios de otoño y la tenía en el tintero con tanto viaje y currelo. El caso es que yo siempre que voy solo en el coche a surfear, siempre, llevo dos tablas. Esto es por varias razones.

La primera es que aunque con los partes de internet te puedes hacer una idea de lo que te vas a encontrar, dependiendo de las condiciones al llegar a la playa elijo la tabla que mejor vaya. Por ejemplo si está cañero escojo la que tenga más rocker y agarre, o si está más flojito una con volumen y más planita.

La segunda razón es que si he conducido 120 km para ir a coger olas no quiero tener que irme a casa de vacío si le doy un buen toque a la tabla en la primera ola y me tengo que salir. Una tabla de remplazo te salva el viaje.

La tercera, es que si llevas dos tablas (cada una con sus quillas e invento propio me refiero), si se te sale una quilla o partes el invento también tienes un repuesto a mano para poder retomar el baño.Bueno pues esa mañana me levanté pronto para ir a trabajar a San Sebastián. Era viernes y estaba cansadísimo de toda la semana pues había entrado al agua bastante. Ese día, el único en los dos últimos años, me dio mucha pereza bajar en el ascensor dos tablas, ordenador de trabajo, mochila con traje, etc… y me fui con sólo una. Al llegar al trabajo veo que las vallas del parking están cerradas y las luces de las oficinas apagadas. ¿Qué pasa? Al poco me apercibo que todos los bares y tiendas están cerrados. Es la fiesta de Nuestra Señora de Aranzazu en Guipúzcoa y yo sin enterarme. Estoy de suerte me digo, día de fiesta… pues a la playa!

Como lo tengo a cinco minutos del trabajo me voy a chequear la Zurriola. Mar ordenado pero con unos pepinos cayendo a destajo. Está para Mundaka, y mientras me decido si esperar a la marea e ir allí cometo el grave error de llamarle a mi mujer para decirle lo ocurrido. “Pues vente para casa pronto a recoger a las crías del cole y a comer” me dice, ya no me da tiempo a ir a otras playas y me meto en Gros entre semi-cerrotes de dos metros.

Consigo coger un par de olas en el pico de Monpas, pero remontando me pilla la serie del mes. Con un labiazo a punto de caerme encima suelto la tabla (previo vistazo que no hubiese nadie detrás) y la ola me parte el invento como si fuese un hilito de coser. Veo la tabla siendo arrastrada en dirección a la orilla y comienzo la remada hacia la playa entre espumones y un mar agitado.
Al llegar a la playa para mi sorpresa la tabla ya no está por ahí, miro y remiro, pregunto a la gente si la ha visto y nada. Para mi horror se me ilumina la bombilla y si conocéis la Zurriola sabréis que junto al muro hay una corriente fuerte (sobre todo en días grandes) que te saca para fuera. Esa misma bendita corriente que me ayuda a salir hacía el mar abierto sin casi mojarme el pelo se estaba llevando mi tabla!

Esprintando desconsolado subo las escaleras y salto encima del muro para recorrer el mar con la vista. A lo lejos veo mi tabla derivando hacia mar adentro y acercándose peligrosamente a las rocas del acantilado. Me caguen la sota de oros, ya casi estaba viendo mi preciosa Dick Brewer rebotando contra las piedras. Corrí al parking y cogí del maletero unos escarpines de verano que justo había comprado el día anterior para el viaje a Perú. Eso fue providencial, porque a continuación tuve que bajar por las escaleras viejas que están a mitad del muro (esas que están cerradas al público) haciendo malabarismos para no resbalarme y caer de bruces. El rockodromo al que me refiero en esta historia es al ilustrado por la foto de abajo, aunque el mar no estaba con esa calma chicha!





Después de recorrer bastantes metros entre cantos rodados, reef y olas, anclada sobre unas rocas incrustadas de lapas yacía la tabla. Me temía lo peor, fracturas desde la punta hasta la cola pensaba, pero para mi enorme sorpresa la tabla no tenía ni un toque (os juro que todavía no me lo explico). Ya me dijo el de la tienda en Hawái que el glasser de Dick, Jack Reeves, era el mejor del mundo. Desde luego que en esta ocasión el trabajo del glaseado aguanto unos buenos envites.


De regreso al parking y sin un invento de repuesto, pues solo llevé esa tabla, y con media hora de espera hasta que abriesen las tiendas no me quedo otra que cambiarme. Es la “Ley de Murphy”, para un día que no llevo las dos tablas… y es que ya me paso la última vez que hice eso hace dos años. Bueno, en realidad en esa ocasión salí de casa con dos tablas pero una la dejé para vender en la tienda y después me fui a dar un baño con la otra. A principios de sesión en un intento de floater la tabla se dio la vuelta con la mala fortuna de caer mi rajita del pompis sobre la quilla izquierda. La quilla con tapón incluido se fue al garete, mi culo vio las estrellas y me quedé sin baño por no tener recambio de tabla.

Así que estas son algunas de mis desventuras surfísticas y el porqué de llevar siempre dos tablas en el coche.

Hasta otra, SF

viernes, 16 de diciembre de 2011

REGALO DE NAVIDAD

Estos días estoy haciendo limpieza del camarote y tengo aburridas en una esquina dos tablas antiguas, de los 70 posiblemente, originales que me encontré en su día en Inglaterra. Las dos están bastante machacadas y mi intención inicial era restaurarlas pero nunca encuentro el tiempo ni la motivación suficientes, así que si hay alguno por ahí que las quiera gratis que me contacte.

No sé el tamaño exacto, no viene escrito, pero a ojo son cortas (5'8''?), anchitas y con bastante volumen. Podrían ser una buenas tablas para el verano. Una un single fin shapeado por Colin Wilson y la otra un twin fin de Chapter surfboards hecha por Robert Liddell de Australia.









Lo dicho si hay algún interesad@ que por favor me contante pronto al respecto porque sino me desharé de ellas estas navidades.


Saludos, SF

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Cuando hay más de lo que uno quiere

Uno siempre está deseando que le cuadren las vacaciones con un parte marítimo sin escasez de olas. Pues a mí esta semana vacacional desde luego que por falta de olas no será. ¿No querías taza? Pues toma taza y media. Maretón de 4 a 7 metros al canto.






Ayer martes era uno de esos días de peregrinación a la costa cantabra con un alto grado de incertidumbre sobre si encontraría alguna ola surfeable o no. Paré a echar un vistazo en los spots habituales donde suelo surfear cuando hay mucho mar y todos estaban pasadísimos, bombeando olas enormes que explotaban en barra lanzando arena y espuma por todas partes. Desde luego que no me hubiese gustado reencarnarme en playa esta semana, vaya pálizas que se están llevando las pobres.


Solo quedaba una opción, el spot de calidad más recogido con diferencia de la zona. La Fortaleza. Nunca había entrado ahí y tenía ganas de probarlo, sobre todo desde que ví este excelente vídeo de Mitxel: http://mitxelprodukzioak.blogspot.com/2009/11/la-fortaleza-08112009.html



Había mucha gente en el agua y la remada hasta los picos surfeables es generosa, pero las olas justificaban el esfuerzo. No estaba grande, quizás un metro en las series pero la longitud era totalmente kilométrica. También había olas "mutantes" difíciles de leer que se enroscaban sobre ellas mismas y hacían que los surfístas demasiado escorados hacía las rocas (entre los que me incluyo!) se dieran algún buen castañazo. Al final dos buenas olas de las larguísimaaaasss, estimando a ojo que una ola aquí son como 4 o 5 de las normales, pues para ser el primer baño ahí un resultado satisfactorio! jeje


De vuelta paré a comer algo en la bahía del pueblo vecino y de paso asomarme a la playa pues también es un oasis al que acudir cuando el mar está encabritado. Aunque caían tochos que hacían temblar la playa, había cuatro o cinco valientes en el agua. Con la marea subiendo para amortiguar algo el swell y rato libre para gastar decidí entrar. Si no me gustaba lo que veía siempre queda la opción de salirse.


En cuanto subió algo la marea pareció que el mar se tranquilizo un pelín. Las barras de dos metros que antes cerraban al unísono comenzaban a abrir de forma ordenada para ofrecer paredones largos y verticales. Durante la siguiente hora y media disfrute de algunas de las mejores derechas de mi "carrera" surfística.


Lo que en principio parecía un día de asomarse por 20 playas para no meterse en ninguna por el maretón en pleno apogeo resultó ser un día totalmente memorable, descubriendo nuevas olas y poniendo a prueba las (limitadas) habilidades de vuestro humilde servidor. ;-)




Hasta otra aventura, SF

miércoles, 7 de diciembre de 2011

VIAJE A TAHITI

Aquí van alguna fotos y experiencias del viaje a Tahiti. Lo cierto es que al ser un viaje de trabajo me dió menos tiempo del que deseaba de surfear en esta preciosa isla. Había cogido el primer fin de semana antes de la conferencia como rato donde podría hacer alguna excursión por la isla.


Descubrí de camino al hotel por la ventanilla del taxi que tenía a cinco minutos andando una playa surfeable y ahí a La Fayette beach me acerqué la primera tarde. Para mi desilusión era una ola orillero corchera de cerrotes múltiples. Un montón de chavalillos corcheros pululaban por el agua y para mi tranquilidad pronto descubrí que el fondo era solo de arena (negra) y sin coral. Baño introductorio agradable con agua muy caliente y los chicos amigables, dándome la mano muchos de ellos.


Al día siguiente fuí de incursión por la isla con unos compañeros de trabajo. Dimos la vuelta a la isla (tarda unas dos o tres horas si no paras) acercándonos a varias playas entre ellas Papara, otra ola de arena que andaba tocada de viento ese día pero con varios surfistas en el agua.







También paramos en Tehaupoo, al final de la carretera. Un pueblo costero casi sin nada, una tasca y poco más (alguién me había dicho que Billabong tenía el pueblo comprado y me esperaba unas cuantas tiendas de surf, posters, marketing, etc... pero yo por lo menos no ví nada de eso). Por el contrario ví cruzando un pequeño puente una casas en un entorno verde y privilegiado con unas vistas a un olón que rompía a lo lejos. Sí afinabas un poco la vista se veía la lancha con gente sentada en el canal y unas olas que parecían pequeñitas en la distancia pero que cuando se tiraba algún surfista habría dos metros contundentes estimo. Me dió mucha pena no alquilar una lancha y acercarme a ver el espectáculo, pero iba con otras tres personas no surfistas y preferían ver otras cosas.









A la vuelta por el este de la isla ya en el norte nos encontramos al bajar una rampa una larga playa de arena petada de surfistas cogiendo olas de calidad tocadas de viento de dudosa calidad, al menos durante este swell, era Papenoo. Allí me dí un bañito entre la marabunta en esta "Sopelana" del Pacífico.






A la mañana siguiente, y esta vez ya solo me dirigí al museo de historia tahitiana. Allí aprendí un rato sobre la interesantísima cultura polinesia, no olvidemos que fueron ellos los que nos regalaron el surf, y después ví como un grupo de habilidosos tahitianos echaban un campeonato de "dale al coco" con unas lanzas en el jardín. Un equivalente de jugar a los bolos para nosotros los del norte, pero esto en más complicado.













Tras el muro del museo se encuentra una joyita, Sapinus, una ola que me había recomendado el amigo Jabi. Esto era otra cosa. No era una playa con agua achocolatada por influencia de la arena negra. Esto era más lo que me esperaba, agua cristalina y arrecife de coral. Sábado y mucha peña en el agua. Si piensas que Tahiti es un paraiso donde vas a surfear solo, estás equivocado. Normal en un lugar donde hay agua caliente y olas continuamente y es una actividad gratuita. Mucha chavalería y muchos corchos en general, un instrumento más adecuado a las condiciones cañeras y más económico para los jóvenes lugareños. Allí en Sapinus, también muy buenas caras y apretones de manos tras ver que entraba solo y respetando al personal. Habría un metrito justo y estaba divertido, aunque algún rayón a la tabla ya le dí sobre el coral. Viendo la poca profundidad del arrecife no creo que hubiese estado agusto en un swell de dos metracos con ese tipo de batimetría.



El único otro baño que me daría durante el resto de la estancia fue una pequeña escapada al reef delante del hotel (La fayette reef) que rompia bonito pero muy pequeño, con menos de medio metro sobre un arrecife muy asomado. Tanto que le dí un buen toque en el nose a la pobre tabla. En dos baños había sufrido más contusiones esta tabla que en cinco años en casa (aunque bien es cierto que es una de las que menos uso). Un retoque de Solarez y listo esta vez.








El último día cogí el ferry y me acerqué a Moorea, la isla de al lado. Aunque tiene olas surfeables, otra vez al ir en grupo con colegas de trabajo me quedé a dos velas, pero recomiendo la visita a esta isla (como me lo recomendó a mí un amigo ;-) que es el arquetipo de isla tropical de estampa, con preciosas playas de arenas blancas, arrecifes repletos de fauna y montañas volcánicas.



Bueno pues eso, poco surf pero unas islas preciosas (eso sí, caras también) pero totalmente recomendables para llevarse a la jefa (o jefe) y darse unos baños a pelo en agua caliente, que sobre todo en esta época invernal se agradecen un montón.



Hasta otra, SF.