domingo, 30 de agosto de 2009

CONVERSACION ALGO SURREAL


Ayer tuve una conversación que no me la esperaba en absoluto, un tanto surreal. Volviendo de hacer surf con la furgoneta a la salida de la autopista un control de la ertzaintza (los de la boina y jersey rojo para los que sois de fuera del País Vasco). Dos agentes, uno mayorcete y otro de treinta y tantos me indican que aparque en el arcén. El más joven se ocupa de mi y el mayor del coche de atrás. La conversación va algo tal que:


- Buenas esto es un control de documentación y alcoholemia.

-Vale.

- Me muestra el carnet de conducir e impuesto de circulación?

- Sí, ahora mismo.

- De donde viene usted? (mientras busco los papeles mira de reojo a las tablas que llevo atrás).
- De Laredo.
- Hoy daba 2.1.

- Cómo? Qué? No le entiendo agente?

- Que hoy el parte marcaba 2.1 metros, Laredo habrá estado un poco justito.
- Si, la verdad que si, medio metro a tres cuartos, antes había mirado en Berria pero no me metí.

Entre tanto continua ojeando los papeles.

- Este documento le caduca en diciembre. Me imagino que Berria estaría tocado de viento.
- Si, a veces es un poco traicionera esa playa. Surfeas entonces?

- Si desde los 14 y ahora tengo 36. Voy mucho por las playas de Vizcaya y Cantabria. El otro día me dí una sesión muy buena en Ajo. Ando a ver si me pillo una furgoneta como esta.

- Esta esta un poco destartalada pero hace su función.

- El miércoles da bueno, no?.

- Si creo que el miércoles y viernes entra mar.

Acaba el otro ertzaintza con su coche, y pregunta si no me va a hacer soplar para el control de alcoholemia. No, el conductor no muestra síntomas de embriaguez alguno contesta (si de haber surfeado, con los ojos algo rojos y cansados por el madrugón).

- Bueno puede usted circular ya, muchas gracias.

- Hasta luego, a ver si nos vemos algún día por ahí.

- Seguro.
La verdad que lo último que me imaginaba en un control era un ertzaintza surfista. Dos conclusiones. Una, que surfers hay en todos los gremios de la vida (no sólo vagos, hippies o pros, como estereotipan los no surfers) y dos, la innata e irresistible tendencia a querer hablar de olas y surf con otros surfistas (aunque sea en horas de trabajo y de uniforme!).

jueves, 20 de agosto de 2009

SI WINDGURU LO DICE...

Tras dos semanas mirando el parte día y noche por fin parece que va ha entrar un swell con algo de chicha pronto. El verano es esa estación que se hace derrogar un poquito, a veces un muchito y que cuando llega una marejada decente tras una larga espera sabe el doble de buena.

Para los que no vivimos a pie de playa el Windguru y similares son un regalo del cielo, aunque a veces cuando andas con el dichoso "mono" dan ganas de ignorar los partes por completo cuando son nefastos y conducir hasta la playa, la experiencia te dice que suelen acertar bastante (aunque no siempre) y vas ahorrar mucho tiempo y gasolina si le haces caso. A veces el mensaje de un colega te puede sorprender gratamente y donde el parte decía medio metro y onshore tu amigo te avisa que esta de un metro y limpio.

Me pregunto cuantas cantadas tendría en el cuadernillo negro si no tuviese Internet y el móvil. Muchísimas creo. Algunos argumentan que se ha perdido un poco lo magia, el que habrá hoy, la intensa sorpresa al asomarte a la duna. No les quito la razón. También recuerdo días de cantadas con vientos malos y peor swell en los cuales decidí entrar tras un largo viaje y "por hacer algo de ejercicio", yo sólo en el agua y que han acabado siendo muy especiales. No hacen falta tubazos para disfrutar del mar. Por otra parte con los web forecast hay un cierto elemento de ansiedad. Me explico, cuando ves un pedazo de swell con todos lo elementos en perfecta sincronía estás toda la semana babeando, si tenías algún compromiso social lo intentas cambiar, si hay que trabajar es un puro suplicio saber que te estas perdiendo el swell del siglo. Ojos que no ven corazón que no siente, pero es que ahora tienes unos ojos remotos que te lo dicen todo. Además con la llegada del buen surf previsto, la gente creo va más alterada pues llevan fantaseando toda la semana sobre olas perfectas, las expectativas para la sesión son muy altas y si no va acorde al plan el subconsciente hace aflorar comportamientos negativos si no pillan las mejores olas. Como críos que les han embobado y prometido un super cumple y cuando llega es un día bonito pero no de otra galaxia y acaban de morritos y lágrimas de cocodrilo.

Aunque todo tiene sus puntos a favor y en contra creo que en general los partes meteorológicos de internet son una herramienta útil, especialmente para los que no podemos ver el mar desde nuestra terraza.

Qué pensais de Windguru y equivalentes? Hay alguno de vosotros que (teniendo accesso) no mire el parte en la web a diario? (no se porque me da el porcentaje de noes sería muy bajo).

miércoles, 12 de agosto de 2009

ARTICULO SOBRE SURF EN CANTABRIA

Hoy se publica en la versión online de El País un artículo titulado “Cantabria sobre olas” escrito por Álvaro A. Ricciaardelli (enlace: http://elviajero.elpais.com/articulo/viajero/Cantabria/olas/elppor/20090812elpepuvia_1/Tes). Solo quería comentar dos datos del articulo, uno erróneo y otro si no preocupante, al menos que da que pensar.

En uno de los párrafos se puede leer “A Santander (el surf) llegó en los 90 de la mano de pioneros que traían tablas de Francia”…??? Creo que Jesús Fiochi, Lolis y muchos más no estarían de acuerdo con esta afirmación. Dejo un enlace a fotos e historia de algunos de los pioneros del surf en Cantabria (http://www.surfcantabria.com/07/index.php?option=com_content&task=blogsection&id=7&Itemid=47)

Segundo dato, “En mi primer verano tuve diez alumnos (sobre su escuela de surf); este último fin de semana 300, señala David García”…!!! Es un poco preocupante como pinta el futuro si una sola escuela (y cada día hay más) instruye a 300 personas en dos días. Posiblemente la mayoría de alumnos no lo volverán a probar, pero seguro que a un buen porcentaje les picará el gusanillo. Éramos pocos y parió la abuela. Si ya se oyen quejas a día de hoy sobre la masificación de gente en el agua, ¿Cómo será el futuro? ¿500 tíos en Sopelana o la Zurriola?. Creo que nadie tiene más derecho que otro a poder surfear y que no se debe coartar a otra gente de poder aprender esta actividad que a nosotros tantas alegrías nos da, pero si quería resaltar el hecho factual de que cada día somos más en el agua y tristemente en los spots de mayor aglomeración (al menos en mi experiencia) es donde más testosterona y mal rollo se respira. A veces resultando en saltadas a diestro y siniestro y un localismo más extremo para preservar el orden (y de paso la cuenta anotadora de algunos al mismo tiempo).

¿Habría que limitar el número de escuelas? ¿Ser más generosos en el agua? ¿Reefs o piscinas artificiales? ¿Meternos menos veces o tiempo al agua? ¿Buscar spots alternativos aunque sean de peor calidad? Es un tema complicado y no se realmente cual es la respuesta, el tiempo lo dirá.

CERRADO POR VACACIONES

¿Pero que pasa en este pais en agosto? Esto es verídico, hoy he bajado a cortarme el pelo y un cartel bien grande “cerrado por vacaciones”, pues tendré que esperar mientras crecen las greñas. Voy a la panadería de al lado, cerrado. He ido a mirar para comprar una bici, cerrado. Ando hasta la farmacia del barrio porque tiene una sección de óptica donde suelo comprar mis gafas, abierto que bien, “lo siento la oftalmóloga se encuentra de vacaciones”. Pero lo peor viene cuando miro el parte del Windguru para la semana y ni una ola!!! En consonancia con el resto del pais en agosto, definitivamente "CERRADO POR VACACIONES"...


CRUEL LECCION

Tras dos meses de inactividad surfera, el fin de semana me enfundé el traje y cogí mi tabla más grande para reencontrarme con mis ansiadas olas. Mi elección de tabla era premeditada y con alevosía, ya que me temía que la falta de ejercicio, los tres kilitos extra y el no haber entrado en el agua estas ocho últimas semanas pasarían un poco de factura. Pero no estaba preparado para el terrible realidad, un shock monumental. Nada más ponerme a remar noté las vértebras mas tiesas que las del portero de un futbolín y el lumbago me gritaba vuelve a tierra iluso. Al intentar coger las primeras olas parecía un caracol con un esguince, los del cursillo de surf veraniego para principiantes de al lado me miraban como a uno más de los suyos, incluso un nivel por debajo. Que cruel es el surf! Después de 10 años de insufrible devoción, lo dejo un par de meses por motivos profesionales y este es su recibimiento a mi retorno, una sarta de pepinazos en olas mediocres. Menos mal que para el final de la sesión se pudo coger alguna olilla, nada espectacular, pero suficiente para recoger mi vapuleado ego que andaba ya a nivel del suelo.

Una lección clara, sobre todo para los que somos un poco veteranos como yo, el surf es una novia celosa que no perdona ni un desliz. Si pones de tu parte, entrando a menudo y cuidándote físicamente, el premio puede ser mayúsculo, pero si te escaqueas y le pones “cuernos” pasando de entrar al mar por mil disculpas (frío, resacas, vagancia, la jefa, etc.) acabarás pagando las consecuencias. Y es que el que algo quiere algo le cuesta.


P.D. La próxima vez que deje el surf unos meses me parece que voy a tener que apuntarme a unas clases de iniciación :-P

TAMARIN – PARAISO DE CORAL AFILADO Y PSEUDOLOCALES APESTOSOS

A principios de junio tuve la oportunidad de visitar brevemente Mauricio una bella isla en el oeste del Océano Indico, al este de Madagascar y al oeste de Isla Reunión. Coincidió que el taxista que me recogió del aeropuerto, Ferhat, había sido surfer y conocía los spots así que al día siguiente con Magicseaweed dando un parte de metro y medio y viento offshore le llamé para que me enseñara un spot al que tenía ganas de ir hace tiempo. La primera vez que oí hablar de Tamarin Bay fue en el video de Chasing the Lotus, narrando como Greg Webber y compañía en los 70 mostraron al mundo esta joya. Una ola de izquierda “world-class”, muy larga, hueca y rápida que trataron de proteger contra la invasión en masa dando un nombre ficticio sobre su verdadero paradero, Santosha (el video se tituló “The secret island of Santosha”).



El enclave es realmente paradisiaco, una pequeña villa de chalets a la orilla de una gran bahía con una playa de arena y palmeras, barquitos de pesca de madera, la montaña salvaje de trasfondo y muchos árboles frutales de tamarindos (de ahí el nombre). Al llegar. el taxista baja la ventanilla para preguntar a un chico local de color donde se puede alquilar una tabla, nos dice que el tiene un 6’8’’ que serviría. Quedamos a la orilla de la playa y aparece 10 minutos después pedaleando con la tabla bajo el brazo. Aunque un poco trillada por sus encuentros forzosos con la barrera de coral y con color de haber tomado mucho el sol en la playa se la alquilo un par de horas, tras apalabrar el precio, un simple apretón de manos y “see you later my friend” con una sonrisa es la única identificación y fianza requerida.

Un último aviso por parte de mi nuevo amigo, la marea baja es en una hora, ten cuidado. Los testiculillos se me ponen un poco de corbata al recordar que haciendo los deberes sobre Tamarindo Bay consulté la guía del Stormrider y avisaba de las afiladas cabezas de coral en marea baja. Había traído los escarpines y el 3/2 para la ocasión, masoquismo puro para enfundárselo a 35 grados en la arena, pero resultó ser totalmente necesario para un feliz e “inhospitalizado” bautizo en una rompiente de arrecife de coral. Las olas rompían entre metro y metro y medio, con las series haciéndose esperar, pero limpias y con el viento ligero offshore. Al entrar veía un pico profundo a la izquierda con cinco surferos que andaban relativamente bien y olas contundentes, así que opté por escorarme un poco a la derecha del pico como toma de contacto. A la postre una decisión acertada. Me lo estaba pasando pipa, en media hora cogi media docenita de olas de las series intermedias. Sorprendentemente no caí en ninguna, quizá la visión nítida ultra cristalina del arrecife aflorando sobre la superficie del agua agudizó por necesidad mi normalmente precaria coordinación. A la hora de subirse a la tabla tras finalizar la ola los escarpines fueron mi mejor aliado pues algunas de las enormes cabezas del arrecife hacían que el agua no cubriera más del tobillo y en unas cuantas ocasiones tuve que desenganchar el invento enroscado en el coral mientras esperaba sentado a las olas.



Descontando la falta de simpatía y la mirada chulesca de alguno de los otros pocos surfistas en el agua (algo a lo que ya estoy acostumbrado en contados spots del norte donde hay mucho “máquina”), todo iba de maravilla en este idílico lugar hasta que uno de los dos turistas jóvenes que habían entrado hace 10 minutos en el agua decidió acercarse hasta el pico principal. Sin siquiera remar para coger una ola o molestar a nadie uno de los cinco surfistas que estaban ya de antes, un chaval tirillas de apenas quince años le ordenó que saliera del agua y se llevara a su colega también. El turista se hizo el orejas pero el resto del grupo (un adulto y otros tres mocosos) le increparon y obligaron a salir de allí. Un espectáculo realmente bochornoso, lo peor que he visto en el agua a día de hoy. Luego recordé que la guía ya mencionaba a este clan que se hace llamar los “White Shorts” o “bañadores blancos” (posiblemente en alusión a los Black Shorts del North Shore con Eddie Rothman y compañía) pero en versión aria. Vaya mamelucos! Básicamente son una panda de pijos ricos blancos, la mayoría unos criajos y alguno de sus papás, recientemente implantados desde Francia (Mauricio es una excolonia francesa) que se hacen pasar por locales. Patético, pero tristemente efectivo a la hora de controlar un paraíso surfistico como este donde no hay demasiados turistas surferos. El incidente me amargo el resto de baño así que a los veinte minutos decidí salirme, no sin antes ver para mi deleite como uno de los “locales” mas bocazas emulaba un salto de altura estilo Fosbury al encontrar su canto el arrecife para caer con su espalda desnuda sobre una cabeza de coral del tamaño de la mesa de mi salón. Un rozadón de aupa que cubría todo el omóplato derecho y pare del otro. Parecía una respuesta adecuada a su mal Karma, dicen que la naturaleza es sabia y este era un claro ejemplo. Al devolver la tabla le pregunte al chico Mauriciano si esto era normal y me dijo con tono triste que solo ocurren estas cosas cuando no hay en el agua locales “de verdad” autóctonos del pueblo, la gente aborigen de tez morena. Osease que estos “White Shorts” además de impostores son unos cobardes.


A pesar de estos cuatro soplagaitas que intentan amargar la fiesta al resto, os recomendaría una visita a Mauricio, con playas tropicales, flora y fauna espectacular y lugareños muy amables. No me dio tiempo a visitar muchos otros spots de gran calidad como Graveyards, Ilot Sancho, Morne Rights, One Eyes, y más, quizás en la próxima ocasión.