martes, 23 de agosto de 2011

EL APRETÓN


Llevo un par de días que salgo del agua con las piernas cruzadas y dando brincos con la esperanza de que no haya ningún accidente. No sé qué me pasa, creo que son esas malditas galletas integrales que compré el otro día. Fibra sí, ¿Pero a qué precio? Perdón si soy algo gráfico y escatológico, lectores sensibles absténganse de continuar ojeando esta entrada. Pero creo que es un problema que a todo surfista le habrá ocurrido en alguna ocasión y en mayor o menor grado.

Intuyo que los surfers madrugadores habrán incurrido más en esta situación. ¿Porqué digo esto? Quizá sea mi propia experiencia, en mi caso soy de los que acuden a diario a “depositar el regalito” por la mañana. Lo que pasa cuando madrugo mucho como en verano es que estoy levantado desde las cinco y pico y remando hacia el pico para las siete a más tardar. A esas horas normalmente no me ha dado tiempo a “hornear el bollito” en condiciones e incluso aunque haga alguna intentona de evacuar antes de salir de casa, esta no suele ser fructífera. Normalmente no pasa nada y si salgo del baño para las nueve o diez de la mañana (mi hora normal biológica de acudir a la llamada de Mr Proper), me tomo un cafecito y voy tranquilamente a llevar “los troncos al aserradero”.


Pero hay mañanas que uno se levanta algo indispuesto, con el reloj biológico algo desajustado o un leve cosquilleo en la tripa. Si tienes suerte quizá te dé el retorcijón antes de llegar a la playa cuando pasas por una gasolinera abierta. Si te da un poco más tarde al llegar a la playa quizá tenga un wc público y salves el marrón. Siempre es recomendable llevar un rollito de papel o unos socorridos Kleenex en el capó para estas situaciones. Cuando uno está en una ola de entorno rural o silvestre y no hay urinarios, si la situación es desesperada y no hay viandantes a los que ofender, tocará intentar buscar el arbusto más alejado del camino. Eso si consigues llegar hasta allí, recordemos que no es por placer, sino que esta es una circunstancias límite. También se intenta dejar el menor rastro posible (aunque sea por pudor), esperando que la madre naturaleza consume la desaparición de este material biodegradable (y fertilizante, así retornamos el favor al prado que nos ha aliviado) lo más rápidamente posible.


El mayor problema viene cuando uno se da un baño en una zona urbanizada tipo ciudad como me pasa a mí últimamente antes de entrar a currar. En ese caso la situación es desesperante a las siete de la mañana si a los concejales del ayuntamiento no les han dado por invertir en un baño público junto a la playa (que es lo normal). Las farolas están encendidas, la señora paseando al perro, los deportistas haciendo footing, algún juergas dando tumbos por la acera, los basureros limpiando y otros cinco surfistas ojeando las condiciones. Y todas las cafeterías y bares cerrados!!! ¿Qué cujons hacer? Normalmente apretar las nalgas y aguantar hasta que habrá alguna cafetería. Lo que no recomiendo si estáis con la duda de si entrar, pensando que se pasará rápido el apretón, es meteros al agua. Lo digo por experiencia. El tener el culete apretado en tierra es ya de por sufrido, pero el tener que contraer los glúteos entre series de metro y medio, haciendo el pato a piernas juntas, y con miedo de coger una ola por si al abrir y flexionar las piernas hay regalo es una tortura digna de la santa inquisición!!!


Así que ya sabéis, si podéis aparecer por la playa con el vientre desalojado desde el trono de casa mejor que mejor y sino tened un plan B bien estudiado por si las cosas se tuercen y hay que salir escopeteados del agua. ;-)

Hasta pronto, SF.

jueves, 18 de agosto de 2011

PROFESORES EN VERANO

Verano, veranito… aunque el tiempo no acompañe mucho que se diga (ni las olas tampoco). Personalmente me quedo mil veces antes con el otoño y la primavera. Mucho mejores olas, menos bullicio en el agua y el tiempo suele estar pasable.

En las dos últimas semanas ha habido algunas sesioncillas que ha variado tanto en tamaño como en masificación y eso que casi todas han sido en la misma playa (eso si consigues aparcar en el minúsculo parking). La mayoría con olas pequeñitas. Especialmente grata la del retorno al agua tras dos meses en el dique seco. Solecito, medio metrin, yo con el single yellow fin y cuatro madrugadores con en un piquito divertido y muy glassy. Da gusto cuando está una manita de surfers desconocidos y los turnos se van más o menos rotando. No hace hay que decir nada, simplemente ejercitar el respeto y la voluntad de compartir sin cebarse a costa del prójimo. Como una buena cuadrilla donde no hay amigos huraños a los que hay que decirles que se saquen la mano del bolsillo para pagar la siguiente ronda. Más buena voluntad es lo que hace falta en el agua.

Aunque a veces se haga difícil ser generoso cuando estamos trescientos en el agua con el del SUP, la piragua, el tablón, la tabla corta, el corcho, el bañista, el italiano guaperas, la alemana en bikini, el portugués de pelo en pecho, la principiante de la escuela y el skater madrileño. Todos hacinados en el pico veraniego.

Reseñable la cantidad de gente que se mete a aprender surf con las escuelas. Este pasado puente viendo las multitudes que se agolpaban en una conocida escuela cántabra me surgían muchas dudas. ¿Cuál es la calidad de las clases cuando están 30 por profesor? ¿Qué pensarán los locales (y visitantes) de la masificación que se crea para dar de comer (y pagar surfaris) a unos pocos, compensa? Me cuesta digerir el grado de comercialización del surf de hoy en día (pero luego soy un hipócrita porque compro Billabong o Quicksilver, veo a ratos el WCT, compro alguna tabla de Al Merrick o JS, …) así que no debería de hablar muy alto. Creo que según voy madurando, tanto como persona como surfista, cada día le doy menos importancia al aspecto comercial y más al esencial (divertirse en mar sin importar el traje, tabla, calidad de olas, ni malos rolletes). Pero bueno, a lo que iba, las escuelas de surf “produciendo” cual fábrica de churros, cuantos más mejor ($$$), olvídese usted de atención personalizada y aprendizaje “artesanal”, me producen emociones mixtas digamos. Una cosa que me pareció bien es el gran número de chicas/mujeres en estas clases, muchas más que el pobre ratio de tías a tíos en el agua. Que no se interprete esto como un comentario sexista (ej. más tías macizas en el agua por favor), sino que me gusta que haya más chicas en el agua pues los tíos se vuelven menos agresivos y no quieren dar la nota, mejor rollo vamos.



Pero no quiero ser yo el que tire la primera piedra contra las escuelas, pues todos los surfistas hemos empezado en algún momento a surfear, seamos autodidactas, nos enseñase el primo o el profesor de escuela. Así que alguna vez hemos sido iniciados en el ritual del sagrado surf y aportamos nuestro granito de arena con nuestra presencia a la masificación sufrida día a día. Para más inri, este fin de semana le he comprado una tabla de goma espuma a mi hija mayor y le empezado a enseñar lo divertido que puede ser esto del surf. Itxaso (mar en euskera) se lo pasa pipa, aunque creo que disfruto incluso más yo viéndola ponerse de pies en el tablón. Espero que podamos pasar muchas sesiones juntos en el agua, ahora y en el futuro.





Bueno, pues eso, que iba a quejarme de las escuelas pero no puedo pues soy también “profesor de surf”. Así que disfrutad del surf con o sin gente, mostrad las bondades de esta actividad lúdico adictiva a quién os plazca y a ver si esos swells de septiembre empiezan a rolar pronto. A mí personalmente se me hace la boca agua pensando en esos mares de otoño y los parkings vacíos.

Hasta otra,

SF

miércoles, 3 de agosto de 2011

CARTELES HAWAIANOS

Aquí dejo unas fotos de carteles, señales y logotipos que me encontré en mi último viaje por Oahu. No se porque pero en Hawái parece que hay carteles por todas partes.




Este es uno de los más comunes, para prevenir que algún turista despistado se meta en Pipeline o Sunset a darse unos largos.




Grafiti sobre pared a pie de playa dedicado al surfista hawaiano Sion Milosky recientemente ahogado en Mavericks



"No se acerque a la foca monje"!!! Curioso cartel, pero tenía su razón, pues había una foca monje de 500 kilos al lado retozando en la arena (y yo todo despistado mirando al mar casi paso por encima).




Papelera de Pipeline con pegata local.



Parking de Pipeline, con aparcamiento de Jeff Johnson, no estoy seguro pero creo que Jeff podría ser el padre de Jack Johnson (el cantante) y esta sería una placa conmemorativa ya que Jeff murió el año pasado.





Waikula bakery en Haleiwa, con sus tablones de madera adornando. Estilo muy surfer y hippy . Si te apetece un sandwich orgánico y un buen zumo de frutas tropicales ecológicas después del baño, este es el lugar.





Artista en el mercadillo del domingo de Haleiwa, atención a la foto del cartelito de la izquierda donde esta el artista en cuestión pintando un cuadro encima de su SUP!





Cerveza "tablonera". También había cerveza de marca Pipeline, Sunset, etc. Hawái es surf y marketing del surf.




Justo acabando el North Shore en dirección al oeste de la isla hay un montón de granjas aquíferas de gambas, y un restaurante o trailer de comida rápida al lado para servirlos recien sacados del charco.





Algunos tienen suerte, este cartelito de la casa de la playa en Rocky Point. Abrir la puerta y ya estás en el agua casi.



Cartel mostrando las corrientes predominantes y peligros en los cuatro spots más conocidos del North Shore.




Popular logo de Haleiwa, presente en la mitad de las camisetas que se venden en este pueblo surfero y donde se encuentran casi todas las tiendas de surf del North Shore, que son un buen puñado.



Preciosa tabla de Dick Brewer con su logotipo floral. Una obra de arte.



Tabloide informátivo (creo que lo ví en Waimea Bay) sobre algunas de las formas de vida marina que se pueden ver alrededor de la isla, incluyendo ballenas, tortugas, focas y peces tropicales. Un lujo de fauna.




Poster en las calles de Honolulu de la época "dorada" de la cinematografía de Elvis donde se dedicaba a tocar el ukelele y encandilar a las bellezas hawaianas que se le ponían a tiro.




Hasta el honorable Duke Kahanamoku tiene una señal delante. Esta vez para indicar las horas en las que hay que pagar por aparcar en la zona!


Hasta otra, SF.