Parece que en el último año he alternado períodos de muchísima actividad surfística con tiempos de total sequía. A principios de privamera estaba a tope (para mí nivel) después de surfear casi todo el invierno frecuentemente pero despúes me fuí varios meses al Indico sin tocar tierra, cogí unos kilillos y todo lo ganado se fue al garete. Principios de otoño, tras una época de pocas olas comienzo a entrar algo más, para cuando empiezo a sentirme mejor, tas, otro mes fuera del agua.
Ahora estoy en el periodo de recuperar esas sesiones perdidas. Así que llevo metiéndome una semana y pico seguida con un baño o dos por día, todos con condiciones de mar entre notable y excelente. Aunque lentamente voy recuperando un poco de fondo, no me da tiempo ni a santiguarme cuando me tumbo en la cama y la espalda la tengo completamente agarrotada como si me hubiese pasado una apisonadora por encima pues estos mares de invierno no son moco de pavo y hay que remar el triple que en verano.

Eso sí, cuantas olas perfectas he visto romper en estos últimos días con una mezcla de belleza y potencia a partes iguales al remontar hacia el pico no lo se estimar bien, pero han sido muchas y un buen puñado de ellas las he mirado cara a cara, bajando sus verticales pareces y acariciando sus largas paredes.

El efecto "yoyo" tras el mes de ayuno durante la forzosa dieta surfística continua y tengo la intención de ir mañana, pasado y al día siguiente y al de despúes a surfear, que con 3 metros, periodo alto y viento sur no cabe otra alternativa en mi mente adueñada por el surf, no sea que pronto venga otra altibajo de los que me fuerce a quedarme en el dique seco los próximos meses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario