sábado, 27 de febrero de 2010

SWELL SI SWELL NO

Nota: si estos días no os escribo con demasiada regularidad es porque mi ordenador ha decidido irse a la clínica de rehabilitación. Demasiadas sesiones en la red "surfeando"!

Bueno a lo que íbamos. Esta semana he entrado cuatro días y posiblemente podría haber entrado alguna otra. Que gusto da cuando hay materia prima, osease swell. Luego ya viene el juego de acertar con la playa que mejor le van esas condiciones y cuanto tiempo libre tenga uno, pero ese es otro tema. El swell, grande o no, significa que hay posibilidades de hacer algo, como un escultor que necesita de un pedazo de mármol para crear. Quizás no tenga suficiente para hacer un Miguel Ángel, pero al menos podrá cincelar un pequeño busto.

El problema viene cuando no hay con que jugar, esas semanas de swell abundante muchas veces seguidas de otra de plato ininterrumpido. Puede que nos vengan bien para ponernos al día con el mundo real, para no forzar la maquina con la mujer/marido o al jefe/a, para que los músculos se recuperen, y para dejar que se seque el traje del todo de una vez por todas!


Por otra parte cuando parecía que estábamos empezando a andar finos, menos fallones, ese cutback que estaba empezando a salir con consistencia, viene el parón, y borrón y cuenta nueva (aunque sea parcialmente). Desde hace unos meses los lunes y miércoles a la tarde voy a clases de condición física, los viernes si no hay surf a la piscina. Que fácil es planificar la semana cuando es constante. Porque no podemos hacer eso con el surf? Lunes, miércoles y viernes olas. Bueno quizás se pueda en un futuro con las piscinas de olas artificiales (horror!!!), pero todos sabemos que el mar no funciona así. En cierta forma es lo que le da la gracia. Que pasaría si todos los días hubiese olas? Si, guau, genial, diríamos pero puede que perdiéramos ese punto de emoción, de satisfacción cuando llega un buen swell tras dos semanas en el dique seco. Lo compararía un poco con la pesca deportiva. Si un pescador echase el anzuelo en una jaula de una piscifactoría podría sacar el salmón mas grande de su vida pero no tendría gracia alguna. El quid del tema esta en ir a un río a pescar y esperar pacientemente a que pique un buen ejemplar, no siempre pasa, a veces solo se mueve el sedal porque se a trabado con unas algas o era una loina chiquita, pero cuando consigue atrapar al gran salmón salvaje es pura adrenalina.



Que conste que esto lo digo ahora viviendo en el Cantábrico donde los días sin olas aunque a veces se puede alargar, por lo general se suele poder rascar algo casi semanalmente si te mueves un poco. Si viviese en el Mediterráneo por ejemplo estoy seguro de que la espera del mar se haría muy dura. Sobre todo sabiendo que habría temporadas en las que las posibilidades de swell serían casi nulas. Tendría que buscarme actividades alternativas (buceo, negación, etc) para pasar el rato. Un poco como cuando estuve trabajando en un barco sin tocar tierra durante varios meses. En casa (como en el Cantábrico) se que tarde (normalmente el caso) o temprano algo "caerá" con mi señora esposa. Cuando estuve en el barco tenía la certeza de que durante unos meses no iba a ocurrir nada de eso (como en el Mediterráneo), así que me busque un sustituto (no, mal pensados, no el onanismo) la lectura.

Así que ya sabéis, intentad saborear el momento cuando esta ahí. Las olas como la vida son cuatro días y hay que saber apreciar la importancia de este regalo a veces tan caprichoso.

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