lunes, 11 de octubre de 2010

10 RAZONES PARA TERMINAR UN BAÑO

Muchas pueden ser las razones por las que creas oportuno que ya es suficiente y termines tu sesión de surf. Aquí van algunas:

1) Te has metido con un café sólo como único sustento y tras toda la mañana no te quedán fuerzas ni para una remada más y tu estomago ruge más que el león de la Metro Goldin Mayer. Antes de llegar a casa ya te has parado en tres bares y has comido cinco pinchos en cada uno.

2) Una tipa despampanante en topless te saluda desde la playa incesantemente, dando saltitos que hacen botar ese cuerpazo serrano, mientras sonrie y lanza besos sin parar. Tú crecido, le respondes moviendo los brazos efusivamente para que te espere e inicias la salida.

3) Resulta que la belleza esa no te estaba llamando a tí, sino al novio mazas cabeza cuadrada detrás tuyo. Sí, el del tatuaje con un corazón y una daga con una inscripción que dice algo como " Por tí sería capaz de matar". Se ha dado cuenta que lanzabas besos y gesticulabas en dirección a su chorba y viene remando al sprint en tu dirección mientras que le sale humo por la nariz. Es hora de dejar el agua, y pitando.

4) Al día siguiente, algo despistado le saltas una ola sin querer a uno. Encima al caer tu tabla le ha dado en los morros. Resulta que es el jefe de los locales, acaba de salir del trullo por asesinato en primer grado, y es hermano del novio celoso del día anterior. Remas como el correcaminos y no vuelves a esa playa nunca más.

5) Has emigrado al polo norte para que no te encuentren, es invierno, llevas tres horas metido, estás todavía con el 3/2 que te escapaste, tus manos presentan un morado azul oscuro de lo más curioso, no sientes los muñones y la pilila ha decidido irse a hibernar junto con tus testículos y escroto a las profundidades más recónditas de la entrepierna. Sales arrastras.

6) Harto del frío emigras a los trópicos, te metes en una ola brutal donde comes de lo lindo, te arrastras por el coral 50 metros, te clavas todos los erizos de mar en 5 km a la redonda mientras vas a gatas sobre el arrecife a ras del agua. Mister Bean a tu lado es un suertudo. Sales arrastras, aunque esta vez caliente.




7) Después de exprimirte 15 limas en las magulladuras decides que lo tuyo son las olas de playa con arena (todavía en los trópicos). Coges una ola y con tan mala suerte que caes y apoyas el pie encima de un pez escorpión, aterido por el pinchazo echas a remar para tierra sin darte cuenta que tienes una colonía de medusas venenosas delante y te das de cara con ellas. Vas hacia la orilla como puedes, has leido en algún sitio que la orina neutraliza el veneno de las medusas, así que echas un pis. Sin embargo, el olor no hace sino atraer a un tiburón tigre que se lleva la mitad de tu bañador y te deja las marcas de sus dientes de recuerdo en tu trasero.

8) Tras estos surfaris calamitosos vuelves a casa. Un martes por la mañana decides darte un bañito. No está mal la sesión hasta que te das cuenta que el reloj se te a parado y preguntas la hora. Tenías que estar en el curro hace más de media hora. Remas como un poseso, pero da igual, al llegar al trabajo el jefe te está esperando con la guillotina y te despide fulminantemente.

9) Hoy no va a cambiar tu suerte de cenizo. Te metes esa tarde para olvidar lo del currelo en una playa notoria por sus corrientes. Haces caso omiso a banderas y carteles y allá vas. Tras dos horas atrapado en una corriente del carajo decides que quieres acabar el baño (bueno eso ya lo llevavas pensando 1 hora y 59 minutos) y decides gritar socorro a voz pelada. No te oye nadie, ocho horas más tarde te encuentra un helicóptero de la Cruz Roja a 57 millas náuticas de tu playa de origen, deshidratado y tiritando.


10) Tras todos estos sufrimientos, y un año surf-sabático para sacudirte el mal de ojo de encima, un día se alinean los astros y te metes al mar con unas condiciones inigualables y encima tú solito. Las series no paran de entrar y coges ola tras ola de calidad 10. Ya al final te bajas una ola de dos metros y medio, pointbreak tipo Jeffreys Bay y conectas cuatro tubarrones seguidos. Es la ola de tu vida y ni en 200 años luz volverás a pillar algo así de nuevo. Decides acabar el baño, quieres salir de esto del surfing por la puerta grande y está será tu última ola. La que podrás narrar una y otra vez a tus biznietos. Remas hacia la orilla sin mirar atrás.

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