miércoles, 14 de diciembre de 2011

Cuando hay más de lo que uno quiere

Uno siempre está deseando que le cuadren las vacaciones con un parte marítimo sin escasez de olas. Pues a mí esta semana vacacional desde luego que por falta de olas no será. ¿No querías taza? Pues toma taza y media. Maretón de 4 a 7 metros al canto.






Ayer martes era uno de esos días de peregrinación a la costa cantabra con un alto grado de incertidumbre sobre si encontraría alguna ola surfeable o no. Paré a echar un vistazo en los spots habituales donde suelo surfear cuando hay mucho mar y todos estaban pasadísimos, bombeando olas enormes que explotaban en barra lanzando arena y espuma por todas partes. Desde luego que no me hubiese gustado reencarnarme en playa esta semana, vaya pálizas que se están llevando las pobres.


Solo quedaba una opción, el spot de calidad más recogido con diferencia de la zona. La Fortaleza. Nunca había entrado ahí y tenía ganas de probarlo, sobre todo desde que ví este excelente vídeo de Mitxel: http://mitxelprodukzioak.blogspot.com/2009/11/la-fortaleza-08112009.html



Había mucha gente en el agua y la remada hasta los picos surfeables es generosa, pero las olas justificaban el esfuerzo. No estaba grande, quizás un metro en las series pero la longitud era totalmente kilométrica. También había olas "mutantes" difíciles de leer que se enroscaban sobre ellas mismas y hacían que los surfístas demasiado escorados hacía las rocas (entre los que me incluyo!) se dieran algún buen castañazo. Al final dos buenas olas de las larguísimaaaasss, estimando a ojo que una ola aquí son como 4 o 5 de las normales, pues para ser el primer baño ahí un resultado satisfactorio! jeje


De vuelta paré a comer algo en la bahía del pueblo vecino y de paso asomarme a la playa pues también es un oasis al que acudir cuando el mar está encabritado. Aunque caían tochos que hacían temblar la playa, había cuatro o cinco valientes en el agua. Con la marea subiendo para amortiguar algo el swell y rato libre para gastar decidí entrar. Si no me gustaba lo que veía siempre queda la opción de salirse.


En cuanto subió algo la marea pareció que el mar se tranquilizo un pelín. Las barras de dos metros que antes cerraban al unísono comenzaban a abrir de forma ordenada para ofrecer paredones largos y verticales. Durante la siguiente hora y media disfrute de algunas de las mejores derechas de mi "carrera" surfística.


Lo que en principio parecía un día de asomarse por 20 playas para no meterse en ninguna por el maretón en pleno apogeo resultó ser un día totalmente memorable, descubriendo nuevas olas y poniendo a prueba las (limitadas) habilidades de vuestro humilde servidor. ;-)




Hasta otra aventura, SF

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