martes, 14 de diciembre de 2010

AQUELLOS RECUERDOS

Parece que pasó hace tres años tras estas semanas de sequía olística invernal. Pero si no recuerdo mal fue a primeros de noviembre. Fue justo unos días antes de que Surf30 sacara un post sobre el miedo que pasamos todos alguna vez cogiendo olas (os recomiendo que leáis su entrada si no lo habéis hecho ya). Lo recuerdo porque pense que yo iba a escribir sobre las espectaculares olas que cogí ese jueves, cuando la boya de Bilbao marcaba más de 5 metros, período 15. Pero luego vino lo de la suegra.

Retomando esa idea original me dispongo a daros buena cuenta de ese magnífico jueves, así que si tenéis prisa no os pongáis a leer y si no la tenéis acomodaos en la butaca! A lo que iba, viendo el parte venir, y sabiendo que mi spot favorito se iba a activar había cogido vacaciones que me debían en el trabajo. Tras conducir hora y pico, aparcar y subir a la loma de las dunas la realidad superaba todas mis expectativas. Magistral... y brutal. En tres años que llevo acercándome cada vez que rompe esta ola invernal sólo lo había visto con ese tamaño y potencia el 10 de octubre del 2008 (el día del Mundaka gigante y perfecto la semana después del último Billabong Pro). Las series se enroscaban sobre la arena de forma sistemática y sin una gota de agua fuera de lugar, el sol iluminaba y había poca gente en el agua, vale, estaba grande para mi humilde nivel ¿Pero quién se podía resistir a ese imán marino? Corrí al coche y cogí mi mayor tabla.

Una vez iniciada la remada usando la corriente que te saca al pico ví que el spot estaba al máximo del tamaño que aguanta (unos 2 metros bien puestos). Casi ya en el pico vino una de las muchas series que aparecerían durante la sesión que se pasaban de tamaño y cazaban a casi todos los presentes. Justo remonte la primera ola, pero cada ola te chupaba más a la zona de impacto y la tercera me dejó en el centro de la diana, explotando encima mío. Me zarandeó como a un muñeco de trapo. Tres olas después, con sus consiguientes sacudidas me preguntaba quien me había mandado meterme. La serie me había dejado casi en la orilla y comienzo mi segunda intentona de llegar al pico. De nuevo, a mitad de camino entra un serion, en la primera veo como un surfista se hace un tubazo bombeando dentro de la ola (luego vería que era Pablo Solar), las siguientes no las veo porque ando luchando contra la espuma y las corrientes. Otra vez estoy a tomar por saco del pico.

A la tercera va la vencida, me abro mucho para evitar las olas y llego al pico tras mucho remar. La marea está bajando y las olas se ahuecan, tras 10 minutos esperando remo la primera ola. Take off seco y rápido, se nota el periodo alto, las quillas se separan del agua y quedo colgado en el aire, al caer sobre la tabla ya lo hago desnivelado y me doy una sopapada moflete derecho por delante que parece que el mismísimo Mike Tyson me la ha propinado. ¡Qué hostión, casi se me saltan las pupilas! Toco el fondo (algo que nunca me había pasado en este spot a pesar de muchas comidas) de lleno y me revuelco durante lo que parece una eternidad. Para cuando afloro a la superficie todavía aturdido justo me da tiempo a ver a otro tipo con nivelazo coger una peazo ola que era una hermana gemela de Mundaka, chupando arena y levantando pared a lo bestia. Otra zambullida monumental.

Esta ola no es conocida por su radicalidad, ni mucho menos, y bastante frecuentada por domingueros en días flojitos, pero en estos días contados se transforma en una versión cabreada de si misma. Verlo para creerlo. Si no llega a ser porque es una ola que me encanta y conozco muy bien (la he surfeado desde como dicen los yankis knee-high a bien pasado el over-head) me hubiese salido del agua tras esos primeros 30 minutos embarazosos. También el orgullo propio me retuvo allí, pero ese es un mal consejero cuando se enfrenta uno al mar porque tiene todas las de perder. Tras una decada surfeando creo saber donde está mi límite superior y andaba ciertamente por los alrededores del tamaño de ese jueves.

Remonté de nuevo hasta el pico, cansado por los revolcones y la fuerte corriente, decidí recomponer un poco la compostura, relajarme y esperar a una buena ola. Me propuse ser paciente y selectivo (algo raro en un cagaprisas como yo), y esperé a la mía. Dejé pasar dos series enteras y en la tercera ví una que parecía llamarme cual sirena. Estaba en el lugar perfecto del pico y remé con fuerza. Bajadón y bombeando las dos primeras secciones para pasarlas. Al menos una ola pensé. Ahora tocaba elegir se me iba a casa con la ola de la honrilla o me quedaba pero con la ineludible posibilidad de comerme alguna serie más.

Sin duda decidí quedarme, las sensaciones proporcionadas por unas olas tan impresionantes superaban con creces el miedo. Si llega a ser una ola de roca o desconocida posiblemente ni me hubiera metido, pero ese no era el caso. Me quedé hora y media más y cogí unas olas para mí (que no he viajado demasiado y no suelo meterme en olas heavy metal) espectaculares. Después con un punto de marea menos favorable y ya con una fatiga considerable decidí que era hora de regresar a tierra. Sin duda uno de los mejores baños de mi vida.

Pero ya os digo, eso fue hace un mes y parecen tres siglos con esta sequía surfística, habrá que vivir de los recuerdos hasta que se asome la próxima marejada. Parece que ya este fin de semana se acerca por fin un swell y seguiremos buscando algún spot rezumbando en todo su esplendor para alimentar ese banco de datos de sesiones míticas. Suerte con la vuestras.


Un abrazo, SF.

8 comentarios:

  1. Bravo, me has hecho viajar contigo hasta esa ola. Muy bien redactado.

    Un saludo escritor y no lo dejes.

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  2. Me has dejado agotado, me he puesto en tu piel!

    Surf69

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  3. Eso intento, aunque suene un poco cursi, poder compartir mis olas con vosotros. Gracias por leer.

    SF

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  4. De verdad que me encanta este blog. Además de divertido, se agradece lo bien escrito que está.

    Por la descripción que haces creo saber dónde tuviste la aventura que relatas. No estarías este sábado pasado por allí también? (sobre las 11:30).

    saludos.

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  5. gran relato! supongo que no seria fin de semana porque si no estaria de gente hasta arriba jeje

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  6. Fue entre semana, sí. Y no, no he vuelto a estar allí desde aquel día, el sábado anduve por otra playa algo menos resguardada.

    Saludos, SF.

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  7. Genial. Muy bien transmitido SF. A ver si me llevas algún día y nos pegamos unos buenos bajadotes.

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  8. Ya te llevaré kuku, o mejor aún llevame tu a alguno de esos parajes exóticos en los trópicos que hallas descubierto! ;) Un abrazo, SF.

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