lunes, 16 de febrero de 2009

¿CUANDO SABES QUE EL SURF TE TIENE PILLADO POR LAS PELOTAS?

Durante las primeras sesiones cuando empiezas en esto del surf todo este mundillo es nuevo y una diversión trivial sin repercusiones. Cuando has empezado a una edad no infantil (este es mi caso) suele ocurrir que tienes una vida que se podría calificar de “normal” desde los parámetros de nuestra sociedad actual al principio de esta aventura. Si el “mosquito” del surf te acaba de picar todavía no es más que un simple granito en la piel. Pero con el paso del tiempo, cogiendo más y más olas, para algunos de nosotros este inocente mosquito se convierte en un letal portador de “malaria surfística” que nos hace desvariar y perder el rumbo padeciendo una fiebre sin vacuna conocida. Nuestros puntos de referencia previos cambian, el mar y sus olas se convierten en nuestros amos y señores. La familia te mira como a un bicho raro cuando dices que te vas a surfear a las 7 de la mañana en pleno invierno. Ves que en poco tiempo forjas vínculos más fuertes con surfistas que conoces en el agua de hace poco y sienten como tú, que con algunos de tus amigos de la niñez los cuales no comprenden que entubarse es la mejor sensación del mundo. Comienzas a hacer cosas ilógicas y a esto venía el artículo, pues quería listar algunos de los comportamientos y acciones que pueden dar la pista de que el surf te tiene pillado por las pelotas cuando ...


  1. Miras el parte de olas en Internet varias veces al día incluso cuando tienes el pie escayolado para los próximos tres meses o sabes que no vas a poder acceder al agua durante esos días por motivos de trabajo u otros (puro másoquismo en otras palabras).

  2. Sales con tus amigos el sábado noche y mientras tus amigos se empipan a base de cubatazos hasta las tantas de la madrugada tu te quedas en casa o sales de muermo tomas dos cervezas y te vas pronto porque sabes que mañana hay dos metros cañeros con vientos suaves.

  3. Es invierno, la hierba esta helada, te pones un traje todavía mojado de ayer y eres el primero en el agua mientras justo empieza a aparecer el sol, chungo, estás pillado.

  4. Parecido al punto anterior, pero ahora es pleno día y fin de semana en verano, cuando el agua debería estar a rebosar, pero estas más solo que la una porque hay medio metro completamente revuelto y guarro, pero tu te metes porque llevas dos semanas sin entrar y tienes un mono que no puedes con él.

  5. Llevas dos semanas prometiéndole a la parienta/e que ibas a llevarla el fin de semana a un restaurante y luego al cine por su paciencia para contigo y tu dichoso surf. De repente el parte cambia y da que el swell del siglo viene de camino y justo cae en el finde, va a ser épico. Allá va, otra mentira “piadosa” o sino vuelta al arte de negociar y prometer no una cena sino cena más unos días románticos en un hotel (en algún lugar con playa y olas por supuesto).

  6. En el curro estas hasta los huevos porque el mar ha estado perfecto durante los tres últimos días y tu ahí encerrado, así que al cuarto día pides esos dos dias de vacaciones que te quedaban para alguna ocasión especial, y si no te quedan le cuentas la pena de Murcia al jefe y dices que tienes a la abuela mala o que has cogido una gripe terrible y te vas directo a la playa más remota y con cuidado de no coger mucho el sol pues si estás en cama convaleciente no deberías coger un morenazo de neopreno (de cara, pies y manos y cuerpo blanco). (¿Cuándo inventarán máscaras “anti-cazada” para surfistas en esta situación?).

  7. Llevas dos semanas de vacaciones surfeando todo el día y deberías estar ya saturado del tema, pero sin embargo, cuando llegas a casa para relajarte te pones a leer una revista o ver un video de surf.

  8. Tienes cuatro o cinco tablas en casa pero da igual, cuando entras en la tienda de surf eres como un niño en una tienda de caramelos, los ojos como platos y lo quieres todo. Al final acabas cayendo y vendiendo hasta los calzoncillos para comprar esa tabla que aumentará tu quiver y te hará feliz en las olas.

  9. Hoy el mar ha estado sobresaliente, las olas perfectamente ordenadas con un tamaño y fuerza poderoso pero tu no has andado fino, te has caído un montón de veces sin razón alguna, no has pillado ninguna ola memorable y tu ego surfístico esta por los suelos. Si no estás pillado, te da más o menos igual, pero cuando estas enganchado esos días duelen como si de una puñalada trapera se tratara y esperas con más ansias todavía a que se vuelvan a dar esas condiciones “heavy metal” que ponen tu surf a prueba y resarcirte de la anterior sesión.

  10. Este puente te ha cuadrado perfecto con el nuevo swell, solecito y una playa poco concurrida. Llevas tres días sin parar de surfear, tres baños largos al día o más, tienes la piel roja como un tomate de tanto sol reflejado por el mar, los hombros desencajados de tanto remar, las piernas con calambres de flexionar en olas interminables. Has vuelto de tu última sesión hace 25 minutos totalmente deshidratado para desplomarte sobre la toalla porque no podías dar una brazada más. Cuando despiertas semi-inconsciente entreabres los ojos y como si de un sueño se tratara ves una serie de cinco olas a cada cual mejor rompiendo huecas y solitarias. Sin pestañear, te levantas de la arena con la agilidad de un nonagenario, te duele hasta el tuétano y la tabla más que foam parece tener hormigón armado dentro, pero da igual, la llamada del mar te puede... estás pillado.


Seguro que se os ocurren muchas más ideas o matices. Si surfeas con asiduidad y devoción alguno de estos puntos os sonarán.

3 comentarios:

  1. Me encanta cómo escribes hermano! Me he sentido muy identificado con este post sobre el enganchamiento al surf, aunque viva en el mediterráneo jeje
    Te agrego a mis favoritos!
    Date un garbeo por mi blog
    http://atragantrao.blogspot.com/
    Un saludo!
    Antuan

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  2. Gracias Antuan,

    Ya me he pasado por tu blog, muy bueno, me pasaré a menudo!

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  3. muy bueno!! auntentico surfaholic

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