viernes, 30 de diciembre de 2011

RECORTES PARA EL 2012



Para el 2012 el nuevo gobierno ha decidido dar tijeretazo y recortes en muchos de los temas que nos incumben, incluyendo el surf. A traves de su viceconsejero de deportes Pepe Asnar se han anunciado una serie de nuevas medidas para combatir la crisis de masificación que vivimos en los picos actualmente. Aunque el presidente, MR, puntualizó que esta crisis surfística no es solo peninsular, sino que es a nivel mundial. Además con el dedo acusador apostilló que los causantes de que el surf este de moda viene de fuera, manipulado por marcas de ropa extranjeras y los circuitos internacionales de la ASP, para así lavarse las manos.


Para aminorar la presión de gente en los picos el vigente gobierno va ha aplicar entre sus recortes:


- Reducción de tiempo de baño. Cada surfista tendrá que adquirir, previo pago, en su ayuntamiento un ticket que le permitirá surfear 1 hora máximo por día. Un policía municipal camuflado de surfista irá circulando por los diferentes picos y podrá inspeccionar que el ticket sea válido. Si no se tiene ticket o se pasado uno de tiempo será multado con la retirada de la tabla y un mes sin entrar.


- En invierno prohibición de venta de trajes de neopreno 4/3 o de mayor grosor, además de escarpines y gorros. Así el personal que se atreva a entrar en pleno febrero con un 2/3 rotará más rápido. En verano a pelo o nada.

- Recorte en tamaño de tablas, tanto en longitud como grosor. Irrespectivamente de la edad, altura, o habilidad solo se podrá surfear con tablas de 6 pies para abajo y grosor de 2 pulgadas. Así la gente se cansa más rápido y sale antes.


- Reducción del número de aprendizes que una escuela de surf podrá tener por mes. En principio el gobierno ha estipulado que una escuela de surf (con licencia) tendrá derecho a dar clases a un alumno por mes. Aunque si se comprueba que está cifra es demasiado estricta podrán incrementarla hasta dos.



No todo son recortes, también habrá incentivos sufragados por las recaudaciones de los tickets y decomisaciones de tablas:


- Pagos (anónimos) a los surfistas que revelen la localización de secret spots, para que se repartá más la peña entre olas.


- Recompensas para "informadores" (osease chivatos) que denuncien a colegas surfistas que no pagan por tickets o usan trajes de neopreno (comprados de contrabando) gordos.


- Subsidios para la salida del agua de los surfístas más veteranos de la "antigua flota" (u otros menos motivados) y desguace de tablas para reducir la capacidad de explotación del recurso surfístico.


- Incentivos económicos para aquellos que decidan quedarse en casa viendo la tele o leyendo el períodico en días épicos.


- Regalo de otros materiales deportivos (botas, balones, raquetas, esquís, ....) a cambio de tablas y trajes de surf para los que decidan dejar el deporte de las olas.


Alguna otra sugerencia para aminorar la muchedumbre en los picos?


Bueno en serio, desearos un feliz 2012 (y sin recortes)!


Hasta otra, SF.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

LO DEJO

Bueno gente,



Hasta aquí ha llegado mi historia con el surf.



Ayer tuve el baño de mi vida en Mundaka, cinco tubarros impresionantes y al salir del último en la siguiente sección me cayó encima una losa de agua que partió mi tabla en tres.







Fue una revelación. Lo entendí claramente. El surf ha significado todo para mi durante los últimos diez años, muchas horas de dedicación y sacrificios. El surf quiso devolverme un último favor en la sesión de ayer, un deseo final. Pero el mar también me dejo un mensaje al zarandearme así y destrozar mi tabla, para decirme "te he regalado estas olas para que las guardes en tu memoria para siempre, pero es hora de que busques nuevas metas, de lo contrario la próxima vez serás tú quien aparezca en tres cachos".




Y es que cada día haciéndome más viejo (acercándome a los 40 peligrosamente), cada vez más duro aguantar el frío, y con mucha más gente en el agua, he decidido que lo del surf fue bonito mientras duró pero ahora hay que buscar nuevos horizontes. Mi mujer dió un salto de alegría cuando le dije que iba a vender todas las tablas y que no llenaría de nuevo la cama de arena.




Me quedan mil hobbies por descubrir, por de pronto quiero apuntarme a cursillos de origami (papiroflexia), de sexo tántrico y risoterapia. Ya os contaré como es la experiencia vital post-surf.



Saludos, SF


viernes, 23 de diciembre de 2011

FELICES FIESTAS!


Estimados amig@s,






No os preocupéis si no hos ha tocado El Gordo (de lotería me refiero), que es bastante posible ya que sospecho pocos lectores de Huesca pasarán por un blog de surf. Sin embargo siempre nos quedan el mar y las olas, que esas son gratis por suerte.

Desde aquí desearos a todos que paséis unas felices fiestas navideñas y que el año que viene os traiga buenas cosas, en particular olas memorables!

Un abrazo, SF

miércoles, 21 de diciembre de 2011

DESVENTURAS SURFÍSTICAS

Esta historia me ocurrió a principios de otoño y la tenía en el tintero con tanto viaje y currelo. El caso es que yo siempre que voy solo en el coche a surfear, siempre, llevo dos tablas. Esto es por varias razones.

La primera es que aunque con los partes de internet te puedes hacer una idea de lo que te vas a encontrar, dependiendo de las condiciones al llegar a la playa elijo la tabla que mejor vaya. Por ejemplo si está cañero escojo la que tenga más rocker y agarre, o si está más flojito una con volumen y más planita.

La segunda razón es que si he conducido 120 km para ir a coger olas no quiero tener que irme a casa de vacío si le doy un buen toque a la tabla en la primera ola y me tengo que salir. Una tabla de remplazo te salva el viaje.

La tercera, es que si llevas dos tablas (cada una con sus quillas e invento propio me refiero), si se te sale una quilla o partes el invento también tienes un repuesto a mano para poder retomar el baño.Bueno pues esa mañana me levanté pronto para ir a trabajar a San Sebastián. Era viernes y estaba cansadísimo de toda la semana pues había entrado al agua bastante. Ese día, el único en los dos últimos años, me dio mucha pereza bajar en el ascensor dos tablas, ordenador de trabajo, mochila con traje, etc… y me fui con sólo una. Al llegar al trabajo veo que las vallas del parking están cerradas y las luces de las oficinas apagadas. ¿Qué pasa? Al poco me apercibo que todos los bares y tiendas están cerrados. Es la fiesta de Nuestra Señora de Aranzazu en Guipúzcoa y yo sin enterarme. Estoy de suerte me digo, día de fiesta… pues a la playa!

Como lo tengo a cinco minutos del trabajo me voy a chequear la Zurriola. Mar ordenado pero con unos pepinos cayendo a destajo. Está para Mundaka, y mientras me decido si esperar a la marea e ir allí cometo el grave error de llamarle a mi mujer para decirle lo ocurrido. “Pues vente para casa pronto a recoger a las crías del cole y a comer” me dice, ya no me da tiempo a ir a otras playas y me meto en Gros entre semi-cerrotes de dos metros.

Consigo coger un par de olas en el pico de Monpas, pero remontando me pilla la serie del mes. Con un labiazo a punto de caerme encima suelto la tabla (previo vistazo que no hubiese nadie detrás) y la ola me parte el invento como si fuese un hilito de coser. Veo la tabla siendo arrastrada en dirección a la orilla y comienzo la remada hacia la playa entre espumones y un mar agitado.
Al llegar a la playa para mi sorpresa la tabla ya no está por ahí, miro y remiro, pregunto a la gente si la ha visto y nada. Para mi horror se me ilumina la bombilla y si conocéis la Zurriola sabréis que junto al muro hay una corriente fuerte (sobre todo en días grandes) que te saca para fuera. Esa misma bendita corriente que me ayuda a salir hacía el mar abierto sin casi mojarme el pelo se estaba llevando mi tabla!

Esprintando desconsolado subo las escaleras y salto encima del muro para recorrer el mar con la vista. A lo lejos veo mi tabla derivando hacia mar adentro y acercándose peligrosamente a las rocas del acantilado. Me caguen la sota de oros, ya casi estaba viendo mi preciosa Dick Brewer rebotando contra las piedras. Corrí al parking y cogí del maletero unos escarpines de verano que justo había comprado el día anterior para el viaje a Perú. Eso fue providencial, porque a continuación tuve que bajar por las escaleras viejas que están a mitad del muro (esas que están cerradas al público) haciendo malabarismos para no resbalarme y caer de bruces. El rockodromo al que me refiero en esta historia es al ilustrado por la foto de abajo, aunque el mar no estaba con esa calma chicha!





Después de recorrer bastantes metros entre cantos rodados, reef y olas, anclada sobre unas rocas incrustadas de lapas yacía la tabla. Me temía lo peor, fracturas desde la punta hasta la cola pensaba, pero para mi enorme sorpresa la tabla no tenía ni un toque (os juro que todavía no me lo explico). Ya me dijo el de la tienda en Hawái que el glasser de Dick, Jack Reeves, era el mejor del mundo. Desde luego que en esta ocasión el trabajo del glaseado aguanto unos buenos envites.


De regreso al parking y sin un invento de repuesto, pues solo llevé esa tabla, y con media hora de espera hasta que abriesen las tiendas no me quedo otra que cambiarme. Es la “Ley de Murphy”, para un día que no llevo las dos tablas… y es que ya me paso la última vez que hice eso hace dos años. Bueno, en realidad en esa ocasión salí de casa con dos tablas pero una la dejé para vender en la tienda y después me fui a dar un baño con la otra. A principios de sesión en un intento de floater la tabla se dio la vuelta con la mala fortuna de caer mi rajita del pompis sobre la quilla izquierda. La quilla con tapón incluido se fue al garete, mi culo vio las estrellas y me quedé sin baño por no tener recambio de tabla.

Así que estas son algunas de mis desventuras surfísticas y el porqué de llevar siempre dos tablas en el coche.

Hasta otra, SF

viernes, 16 de diciembre de 2011

REGALO DE NAVIDAD

Estos días estoy haciendo limpieza del camarote y tengo aburridas en una esquina dos tablas antiguas, de los 70 posiblemente, originales que me encontré en su día en Inglaterra. Las dos están bastante machacadas y mi intención inicial era restaurarlas pero nunca encuentro el tiempo ni la motivación suficientes, así que si hay alguno por ahí que las quiera gratis que me contacte.

No sé el tamaño exacto, no viene escrito, pero a ojo son cortas (5'8''?), anchitas y con bastante volumen. Podrían ser una buenas tablas para el verano. Una un single fin shapeado por Colin Wilson y la otra un twin fin de Chapter surfboards hecha por Robert Liddell de Australia.









Lo dicho si hay algún interesad@ que por favor me contante pronto al respecto porque sino me desharé de ellas estas navidades.


Saludos, SF

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Cuando hay más de lo que uno quiere

Uno siempre está deseando que le cuadren las vacaciones con un parte marítimo sin escasez de olas. Pues a mí esta semana vacacional desde luego que por falta de olas no será. ¿No querías taza? Pues toma taza y media. Maretón de 4 a 7 metros al canto.






Ayer martes era uno de esos días de peregrinación a la costa cantabra con un alto grado de incertidumbre sobre si encontraría alguna ola surfeable o no. Paré a echar un vistazo en los spots habituales donde suelo surfear cuando hay mucho mar y todos estaban pasadísimos, bombeando olas enormes que explotaban en barra lanzando arena y espuma por todas partes. Desde luego que no me hubiese gustado reencarnarme en playa esta semana, vaya pálizas que se están llevando las pobres.


Solo quedaba una opción, el spot de calidad más recogido con diferencia de la zona. La Fortaleza. Nunca había entrado ahí y tenía ganas de probarlo, sobre todo desde que ví este excelente vídeo de Mitxel: http://mitxelprodukzioak.blogspot.com/2009/11/la-fortaleza-08112009.html



Había mucha gente en el agua y la remada hasta los picos surfeables es generosa, pero las olas justificaban el esfuerzo. No estaba grande, quizás un metro en las series pero la longitud era totalmente kilométrica. También había olas "mutantes" difíciles de leer que se enroscaban sobre ellas mismas y hacían que los surfístas demasiado escorados hacía las rocas (entre los que me incluyo!) se dieran algún buen castañazo. Al final dos buenas olas de las larguísimaaaasss, estimando a ojo que una ola aquí son como 4 o 5 de las normales, pues para ser el primer baño ahí un resultado satisfactorio! jeje


De vuelta paré a comer algo en la bahía del pueblo vecino y de paso asomarme a la playa pues también es un oasis al que acudir cuando el mar está encabritado. Aunque caían tochos que hacían temblar la playa, había cuatro o cinco valientes en el agua. Con la marea subiendo para amortiguar algo el swell y rato libre para gastar decidí entrar. Si no me gustaba lo que veía siempre queda la opción de salirse.


En cuanto subió algo la marea pareció que el mar se tranquilizo un pelín. Las barras de dos metros que antes cerraban al unísono comenzaban a abrir de forma ordenada para ofrecer paredones largos y verticales. Durante la siguiente hora y media disfrute de algunas de las mejores derechas de mi "carrera" surfística.


Lo que en principio parecía un día de asomarse por 20 playas para no meterse en ninguna por el maretón en pleno apogeo resultó ser un día totalmente memorable, descubriendo nuevas olas y poniendo a prueba las (limitadas) habilidades de vuestro humilde servidor. ;-)




Hasta otra aventura, SF

miércoles, 7 de diciembre de 2011

VIAJE A TAHITI

Aquí van alguna fotos y experiencias del viaje a Tahiti. Lo cierto es que al ser un viaje de trabajo me dió menos tiempo del que deseaba de surfear en esta preciosa isla. Había cogido el primer fin de semana antes de la conferencia como rato donde podría hacer alguna excursión por la isla.


Descubrí de camino al hotel por la ventanilla del taxi que tenía a cinco minutos andando una playa surfeable y ahí a La Fayette beach me acerqué la primera tarde. Para mi desilusión era una ola orillero corchera de cerrotes múltiples. Un montón de chavalillos corcheros pululaban por el agua y para mi tranquilidad pronto descubrí que el fondo era solo de arena (negra) y sin coral. Baño introductorio agradable con agua muy caliente y los chicos amigables, dándome la mano muchos de ellos.


Al día siguiente fuí de incursión por la isla con unos compañeros de trabajo. Dimos la vuelta a la isla (tarda unas dos o tres horas si no paras) acercándonos a varias playas entre ellas Papara, otra ola de arena que andaba tocada de viento ese día pero con varios surfistas en el agua.







También paramos en Tehaupoo, al final de la carretera. Un pueblo costero casi sin nada, una tasca y poco más (alguién me había dicho que Billabong tenía el pueblo comprado y me esperaba unas cuantas tiendas de surf, posters, marketing, etc... pero yo por lo menos no ví nada de eso). Por el contrario ví cruzando un pequeño puente una casas en un entorno verde y privilegiado con unas vistas a un olón que rompía a lo lejos. Sí afinabas un poco la vista se veía la lancha con gente sentada en el canal y unas olas que parecían pequeñitas en la distancia pero que cuando se tiraba algún surfista habría dos metros contundentes estimo. Me dió mucha pena no alquilar una lancha y acercarme a ver el espectáculo, pero iba con otras tres personas no surfistas y preferían ver otras cosas.









A la vuelta por el este de la isla ya en el norte nos encontramos al bajar una rampa una larga playa de arena petada de surfistas cogiendo olas de calidad tocadas de viento de dudosa calidad, al menos durante este swell, era Papenoo. Allí me dí un bañito entre la marabunta en esta "Sopelana" del Pacífico.






A la mañana siguiente, y esta vez ya solo me dirigí al museo de historia tahitiana. Allí aprendí un rato sobre la interesantísima cultura polinesia, no olvidemos que fueron ellos los que nos regalaron el surf, y después ví como un grupo de habilidosos tahitianos echaban un campeonato de "dale al coco" con unas lanzas en el jardín. Un equivalente de jugar a los bolos para nosotros los del norte, pero esto en más complicado.













Tras el muro del museo se encuentra una joyita, Sapinus, una ola que me había recomendado el amigo Jabi. Esto era otra cosa. No era una playa con agua achocolatada por influencia de la arena negra. Esto era más lo que me esperaba, agua cristalina y arrecife de coral. Sábado y mucha peña en el agua. Si piensas que Tahiti es un paraiso donde vas a surfear solo, estás equivocado. Normal en un lugar donde hay agua caliente y olas continuamente y es una actividad gratuita. Mucha chavalería y muchos corchos en general, un instrumento más adecuado a las condiciones cañeras y más económico para los jóvenes lugareños. Allí en Sapinus, también muy buenas caras y apretones de manos tras ver que entraba solo y respetando al personal. Habría un metrito justo y estaba divertido, aunque algún rayón a la tabla ya le dí sobre el coral. Viendo la poca profundidad del arrecife no creo que hubiese estado agusto en un swell de dos metracos con ese tipo de batimetría.



El único otro baño que me daría durante el resto de la estancia fue una pequeña escapada al reef delante del hotel (La fayette reef) que rompia bonito pero muy pequeño, con menos de medio metro sobre un arrecife muy asomado. Tanto que le dí un buen toque en el nose a la pobre tabla. En dos baños había sufrido más contusiones esta tabla que en cinco años en casa (aunque bien es cierto que es una de las que menos uso). Un retoque de Solarez y listo esta vez.








El último día cogí el ferry y me acerqué a Moorea, la isla de al lado. Aunque tiene olas surfeables, otra vez al ir en grupo con colegas de trabajo me quedé a dos velas, pero recomiendo la visita a esta isla (como me lo recomendó a mí un amigo ;-) que es el arquetipo de isla tropical de estampa, con preciosas playas de arenas blancas, arrecifes repletos de fauna y montañas volcánicas.



Bueno pues eso, poco surf pero unas islas preciosas (eso sí, caras también) pero totalmente recomendables para llevarse a la jefa (o jefe) y darse unos baños a pelo en agua caliente, que sobre todo en esta época invernal se agradecen un montón.



Hasta otra, SF.

viernes, 25 de noviembre de 2011

LA DK

En mi surfari a Perú acabé comprándome una tabla pues había lugares a los que iba a ir donde alquilar una tabla no era una opción. Dentro del stock de tablas que encontré en Máncora, aunque había algunas de marcas o shapers más conocidos, una capturó rápidamente mi atención. Un thruster blanco con las letras DK escritas sobre ella. Cumplía con mi requisitos de volumen para un "madurito" como yo, una cola round pin (que agarra pero también deja maniobrar), y un rocker equilibrado pero con suficiente elevación en la punta para no pinchar en olas huecas. Lo único que me echaba un poco para atrás es que tenía quillas Lockbox y encontrar recambios (sobre todo en Perú) iba a ser difícil. Estuve a punto de coger un "ladrillo" de tabla de segunda mano por esa razón y porqué era mucho más barata.
Uf, menos mal que no lo hice. Escatimar unos dolares (aunque sean $300) no merece la pena si vas a arruinar un surfari de dos semanas. La DK me hizo maximizar las olas de Perú de una forma asombrosa. Recorrer izquierdas potentes sin quedarme colgado del labio, o clavando cantos en paredes bien verticales. Lanzarme a olas que con una tabla en la que no tuviese 100% de confianza en ella no me hubiese ni asomado.
Surfeando seré un paquete pero el morro para las tablas lo tengo fino. Soy un poco sibarita, un "sumiller" del foam y fibra de vidrio, jeje. En mi quiver tengo tablas cortas, fish, bonzer, mono-quilla, pinchos, ... y la mayoría de shapers reconocidos como Simon Anderson, JS o Dick Brewer por nombrar algunos. Uno va probado tantas tablas que al final va aprendiendo (a veces a base de cantadas) a diferenciar cual es una buena tabla o no; y esta DK era buena, muy buena.
Cuando la compré no sabía nada sobre la DK, solo que mi intuición me decía que esas curvas y volumen iban conmigo. A los tres días, me encontré con su antiguo dueño, el guía de surf llamado Pulpo (escrito en el bottom ya me fijé que ponía a lápiz ... 4 Pulpo) y me dijo que se la había regalado un shaper americano amigo suyo y que le dolío en el alma venderla tras dos baños, pero le habían pillado en hacienda por no pagar el seguro de la furgoneta en años y tuvo que vender su quiver para subsanar la enorme multa. Por cierto aunque me imagino que Pulpo tiene un buen nivel pues surfea regularmente Cabo Blanco y otras olas heavies, tiene 50 y pico tacos y es un morlaco de +100 kg, y a mi esta tabla me va ni que pintada con 15 años y 30 kg menos, joder que poco dice este dato a favor de mi nivel!
Bueno, pues al final sin saber más información sobre la DK me la traje a casa (para horror de mi mujer que ve como mi quiver se estira sin cesar) y comprobé que en las olas con tamaño del excelente otoño que estamos pasando la DK está en su salsa. Hasta el punto de que mi querido bonzer, hasta hace poco mi tabla predilecta para días gorditos, a quedado en un segundo plano.
Y el otro día remando hacía el pico, me cruzé con un conocido que ese si que sabe de tablas y lo ha probado todo y tiene un quiver que quita el hipo. Me comento que "que pinta tan buena tiene esta tabla", le dije que era una maravilla y se fijo "ahh, es una DK... es un joven shaper que está muy en auge, aprendiz del mítico Rich Pavel y que anda haciendo tablas para gente conocida del mundo del surf". Bingo pensé, sus formas y el feeling al surfearla ya me decían que esto es producto de un artista del foam. Me sentía como un coleccionista de arte con buen gusto que ha comprado un cuadro en el mercadillo reconociendo la belleza de una obra y luego resulta ser un Rembrandt o un Velázquez! jeje
Ya indagando un poco más sobre quién era DJ Kane (DK), parece ser un joven con talento que es un maestro tanto en tablas modernas como clásicos fishes y bonzers californianos. Si queréis más info aquí esta su página web:http://www.dksurfboards.com/about.html
Estuve a punto de traermela a Tahiti, pero el pensamiento de encontrar una tabla tan mágica y machacarla contra el reef al mes de comprarla me daba escalofríos, así que la he dejado en casa para saborearla este invierno.
Hasta otra, SF.

jueves, 24 de noviembre de 2011

EXPUESTO A VIAJAR



El viernes pasado acudí a la exposición del viaje que ha realizado Jabi, Kukurustan en el ambiente blogero, durante un año surfeando y conociendo lugares maravillosos como Indonesia, Australia, Nueva Zelanda o Tahiti. Y utilizo el término exposición, y no presentación, porque lo que realmente nos hizo a los presentes es exponernos al mundo que está ahí fuera, sin barreras, que todos nosotros podemos ir y explorar si realmente queremos. También él ha sido expuesto, de forma más directa que nadie, a la verdadera riqueza de la vida, la de existir para aprender de los demás, disfrutando de las cosas esenciales como la gente que nos cruzamos en nuestro camino o el aprecio a la naturaleza. El día a día laboral, el consumismo y la crisis (de valores, más que económica diría yo) a veces nos hace olvidar esto que es tan importante. Leed esta entrada de Kuku donde lo cuenta mejor que yo:

Me gustó mucho que aunque se hablase de surf y se vieran unas fotografías de olas realmente increíbles, esté no fue el único tema tratado. Lo ordenó por categorías donde olas era una, pero también había secciones tituladas transporte, animales, amigos, … hasta una nombrada “camas”! Un viaje, aunque sea de surf, es un paquete completo de experiencias y una oportunidad de conocer mil cosas, no solamente olas.
Realmente las imágenes y palabras de Jabi son una inspiración para coger la mochila, la tabla y salir a conocer mundo. Si antes tenía ganas de recorrer océanos y continentes, ahora ya ni te cuento…… Gracias Kuku.

jueves, 17 de noviembre de 2011

FOTOGRAFÍAS DEL NORTE DE PERU

Para ver fotos en grande pinchad encima... ahí van



Surfistas observando una serie romper en Mundaka, perdón quiero decir Lobitos




Estatua de surfista en Mancora, un estilo un poco raro el de este tipo!




Mosquitera en la cabaña que dormía, gracias a ella volví ileso de insectos chupasangres.


Serie al atardecer rompiendo en la frontera, aunque parezcaque está pequeño la foto esta sacada de muy, muy lejos.




Otra serie perfecta rompiendo a lo lejos y los jeeps de los surfistas delante. No hay problemas de parking, ni OTA por allá.




Bastantes australianos en Lobitos, como lo demuestra la bandera del hostal de Nacho, un albergue con muy buen rollo.



Las olas de Lobitos pintadas en la pared: el 40, el Hueco, la Frontera, Lobitos, Generales, Muelles y Piscinas. Todas estas olazas en menos de 2 km de playa!




Otra obra de arte, esta vez un diario sobre la tabla, narrando su viaje a Perú y surfaventuras.



Una izquierdita cuando el swell había bajado considerablemente, pero todavía con una forma preciosa.



El "super" de Lobitos!





Colección de conchas.





Mis nuevos amigos brasileiros, Alvaro y Renata, de despedida hacia el aeropuerto en el mototaxi.


Muchas bombas petroleras por esta zona. Parecía el lejano oeste.





Coche descacharrado con motivo olístico dibujado sobre las desertizadas ventanas.




Foto de la ola del Muelle tomada debajo del muelle.




Un valiente a punto de entrar a la Frontera, ví como se comió una serie de rocas con patatas mientras lo intentaba.




Otra serie de tres olas desde la terraza de los brasileiros.



Casa con banderas (incluida una española) y tabla con emblema de "Lobitos no se vende" (iniciativa por la cual ningún inversor extranjero puede ir al pueblo a montar un mega hotel o negocio, lo cual apoyo).



El restaurante. Bueno más bien tasta del tranqui. Fijaos la de pegatinas de surf en la ventana. Por 10 soles (3 euros) el mejor arroz con patas y atún de la zona.


Cartel sobre concha de tortuga del Tranqui con motivo surfístico pintado.



Otra estatua de surfista con focas (o lobitos de mar) de ahí el nombre del pueblo.





León (lobito) marino que apareció muerto el último día. Había estado nadando en el pico media hora antes, apareció con unas marcas de colmillos en el costado. Una pelea con otro macho quizás?



Despidiéndonos de Kepa desde el coche de Miguel, dirección a Mancora de nuevo y poco después regreso a Europa.



Aeropuerto de Barajas. La boina (o "txapela") del paisano con el laptop delataba que ya estaba cerca de casa.


Estoy seguro que algún volveré a esta tierra de izquierdas privilegiadas.



Por cierto, he estado intentando colgar un pequeño clip de una serie como cuatro veces (de ahí la demora en publicar las fotos) pero como soy un tecno-inútil he desistido. En su lugar os dejo un link al blog de Kepa Acero en Lobitos, que él surfea y saca vídeos mucho mejor que yo, titulado "Giro o Tubo"


http://kepaacero.com/?p=697


Hasta la próxima amig@s. SF

martes, 15 de noviembre de 2011

DISCULPAS

Mil disculpas por la falta de entradas últimamente a los que os asomáis a este blog de vez en cuando. Dos puentes pasados en la furgoneta y la playa, mucho curro y otro viaje (de trabajo) a las Seychelles me han tenido requete ocupado.


Mí trabajo está ligado a temas de pesquerías de atún y por si no lo sabéis, en el océano Índico Seychelles es la "capital" del atún. Desde luego quién decidió darle ese título a esté país no era surfista. Lo digo porque todas las islas relacionadas con los atuneros en el Índico como Reunión, Mauricio, Madagascar, Maldivas, por no mencionar Indonesia, tienen olas realmente excelentes. Todas excepto Seychelles. Bueno pues eso, que ya llevo unas cuantas veces en Mahé, la principal isla de Seychelles pero de olas allá "nanai" (que yo sepa). Así que las magulladuras que observáis en mis pies en la foto de abajo, no son cicatrices de "guerra" ocasionadas en olones de dos metros de algún arrecife de coral afilado, sino marcas de unas sandalias cutres nuevas que me han cortado los pies! Patético pero cierto!;-)




Hablando de islas y olas. Menos mal que a algún iluminado se le ha ocurrido organizar una conferencia sobre la pesca del atún en una isla privilegiada para el surf y me han invitado al evento. La semana que viene a Tahiti! Ya os contaré como es la ola de Teahupoo, desde la barrera of course. Mi disculpa es que ya tengo los pies suficientemente perjudicados como para andar dándoles más disgustos sobre reefs que cortan como cuchillos jamoneros!jeje

Saludos,


SF

viernes, 21 de octubre de 2011

SURFING PERU

Perdón por la demora en bloguear. En Perú estaba a lo que estaba surfear y de regreso me ha tocado recuperar tiempo con la family y trabajo acumulado. Además no sé qué pasa que no puedo descargar bien las fotos, así que esas vendrán en la próxima entrega. Aquí va el texto.

Tras el trabajo de Ecuador, me despedí de mis colegas en Guayaquil. Esa noche cogí el autobús cama por $ 17 que me dejaría en Mancora unas 8 horas después. Antes de subir al bus nos tomaron a todos los pasajeros la huella dactilar, imagen en video y nos pasaron un detector de metales! Esta zona fronteriza con Perú es zona de contrabando y lugar frecuentado por maleantes.

Una vez de cruzar la frontera a las 3 am sin problemas, llegamos a Mancora al amanecer. Allí con la ayuda de Juan el conductor de mototaxi dimos unas vueltas buscando un hospedaje adecuado. Acabé en el Guacamayo, con unas cabañas tranquilas, a unos 7 minutos andando del centro, y alejado una calle de la línea de playa. Lo suficientemente apartado para no oír ni el bullicio de la música salsera de los bares de copas (Mancora es un pueblo turístico y de marcha), ni el notable ruido de las olas.

Tras dejar los bártulos me fui a la playa a lo lejos se veían unas buenas olas de metro rompiendo en el pointbreak. Y yo sin tabla! En frente de donde rompían las olas había un chiringuito que rentaba tablas pero a las 8 am todavía estaba cerrado. Para las 9 las condiciones empezaron a deteriorar. La marea estaba bajando y el viento onshore subiendo. Aún así la calidad del fondo de piedras se hacía notar y mantenía buena forma.
Una vez abierto el chiringuito de la playa pregunté si vendían tablas, tenían un par bastante destartaladas y no eran mi tipo de tabla (poco tamaño y volumen para un pureta como yo!). Así que alquilé un tablón 9 pies para aprovechar el medio metro tocado que quedaba en marea baja. El agua en Mancora está caliente, así que con licra y bañador me di el primer baño peruano, bastante divertido por cierto. En el agua otros cuatro tabloneros, uno con trifin y varios pupilos recibiendo una clase de surf. Lo de clase es un decir, lo que hacen es que cada surfista va acompañado de un monitor equipado con aletas que les empuja a la ola y va agarrando la tabla hasta que el aprendiz está de pie y angulado en la pared. Así el pupilo va corriendo la pared de la ola desde el primer día y algunos soltando un alarido cuando experimentan por primera vez esa sensación tan especial.

Al día siguiente compré una tabla casi nueva (tenía dos baños) en la única tienda de surf del pueblo, la de Walter, por $400. El mar seguía chiquito y descubrí que en los meses de septiembre/octubre predominan los swells del sur y Mancora necesita marejadas del norte. Aquí la dirección del swell es crucial. Conocí a Vildo (un chileno), Patrick (un científico alemán algo excéntrico) y a una pareja de brasileños (Álvaro y Renata). Todos queríamos ir a conocer Lobitos, una hora al sur, pero la gente que organizaba salidas allá como Walter el dueño de la tienda o Pulpo un guía de surf estaban fuera de la ciudad y el taxi era demasiado caro (entre comillas, porque todo en Perú es muy barato relativo a Europa, un alojamiento normalito sobre los €10 la noche y una comida €3). La infraestructura del transporte público en el norte de Perú es bastante deficitaria, así que durante otros dos días, fue como la peli del “día de la marmota” en Mancora con un swell pequeño y una ola bastante tablonera y concurrida hasta que por fin el lunes vino Pulpo al rescate.


El lunes por la mañana apareció Pulpo con su furgoneta para llevarnos a Lobitos. El tipo era un cincuentón fornido que durante bastantes décadas se había dedicado a repartir ostias por todos los picos de Perú hasta que una ex novia psicoanalista italiana le cambió el chip y ahora decía que todo era “peace and love”, menos cuando le tocaban mucho los huevos y veía todo de color rojo de nuevo.

Toda la costa del norte de Perú es desértica, pero llegando a Lobitos se vuelve más árida si cabe. La primera impresión llegando allá fue la de entrar en un pueblo fantasma, con barracones militares abandonados a los que no quedan ni los cimientos, algunas cabañas de chapa y madera y bombas de petróleo tipo western esparcidos por la zona. Hacía frío y el viento comenzaba a arreciar. Debido a la corriente de Humbolt el agua estaba fría e incluso con un buen 3/2 estaba destemplado. Aunque el mar era mayor que en Máncora, el swell en la playa de los muelles no llegaba al metro, el Magicseaweed ya nos había avisado que sería el día más pequeño de la semana.

Pese a este desalentador comienzo los brasileños y yo decidimos quedarnos en Lobitos pues el parte decía que un potente mar del sur estaba en camino y ya habíamos tenido suficiente del “Benidorm” mediometrero mancoreño. A la tarde cuando amainó el viento nos dimos un buen baño en Generales, izquierdas larguísimas y huecas. Aquí todo son izquierdas sí o sí. Era la antesala del swell que llegaría al día siguiente de dos metros y periodo 20 segundos!!

Durante los tres siguientes días el espectáculo que vieron mis ojos fue completamente hipnótico. Olas de metro y medio a dos quebrando cilíndricamente durante cientos de metros. En Lobitos las olas rompían consistentemente formando tubos largos como los que solo había visto en vivo en contadas ocasiones en los mejores días que recuerde de Mundaka. De hecho Lobitos era a todos los efectos Mundaka II. Los locales decían que los fondos no habían estado tan buenos en cuatro o cinco años. Estaba increíble o como dicen los peruanos: “Oye brother, mírele que Lobitos está buenasssoooo para correr tabla!!!”

Una ola world class como esta no pasa desapercibida y con los partes anunciando las crecidas del mar con semanas de antelación un porrón de pros de Lima, Brasil y puntos varios se habían venido a Lobitos. Muchos australianos y argentinos también. Con 40 tíos en el agua y la mayoría unos máquinas las olas se vendían caras y tocaba esperar a que a alguno le engullese un tubarro para lanzarse al precipicio. El primer día comí de lo lindo, no estoy acostumbrado a bajadones de ese calibre y “la remada del miedo” estaba presente, jeje! La amiga brasileña Renata aunque andaba muy bien (de chavalilla iba para pro) no se atrevía a entrar al agua, el novio Álvaro con un porrón de surfaris a la espalda (repetía ya en Lobitos) se casco dos tubos de escándalo ese día. En el agua era como ver una película de surf, con pros metiéndose en tubos largos y haciendo giros imposibles.

Para que os hagáis una foto composición de la playa de Lobitos yendo de sur a norte se divide en varias olas, al sur del todo está El Hueco, una especie de Roca Puta de izquierdas que forma enormes tubos que rompen enfrente de las rocas. Sólo los ultra pros con tendencias suicidas entran allí. Seguido viene La Frontera una ola que con suerte puede conectar a veces con la ola de Lobitos para hacer un recorrido cuasi kilométrico, aquí también hay una buena hilera de rocas delante, y si andas poco avispado sales sin dientes. Luego viene Lobitos una ola como Mundaka pero más larga diría yo. A unos cientos de metros y cuando hay mar con norte rompe Generales, otra izquierda potente con el pico frente a la ex casona del general en lo alto de una loma. De ahí a unos tres minutos andando está Muelles, una orillera tipo las francesas (de izquierdas también, como no) que aparece frente al embarcadero pesquero. Y andando ya unos pocos minutos más está Piscinas, un pointbreak super divertido y asequible para los mortales que comienza en unas rocas donde hay una especie de piscina semi-natural.

A todo esto, ¿Os imagináis un lugar donde el viento sea offshore las 24 horas del día? Existe, es Lobitos. ¿Suena demasiado bien para ser cierto? Así es, hay un inconveniente, y es que en esta época del año solo se puede surfear a primera hora hasta las 11 am y a partir de las 5 pm hasta el anochecer a las 6:30 pm porque durante las horas céntricas del día arrecia un viento offshore infernal, el mar se llena de borregos que hacen surfear la ola muy complicado y es cuando salen todos los Kite surfers con sus cometas a correr con la tabla.

El segundo día del swell desistí de ir a Lobitos con los pros, y decidí entran en Generales (este sería el último día que rompería porque el resto de swells fueron del sur) donde estábamos cuatro cogiendo paredes enormes e interminables y bien huecas que casi nos llevaban hasta el muelle. Al acabar la ola no merecía la pena remar de vuelta al pico, había que salir, regresar andando hasta la altura del pico y entrar de nuevo con la corriente. Una vez cometí el error de no salirme y estuve remando como un desalmado más de media hora.
Los siguientes días el swell iría gradualmente decreciendo pero sin bajar del metro y pico. Desarrolle una estrategia que mantendría el resto de mi etapa allí. Me metía al amanecer con los primeros rayos de sol en Lobitos a las 6 am. Aunque ya había siempre cuatro o cinco personas remando en la penumbra me cogía dos, tres o cuatro olas hasta casi las 7 am cuando ya entraba el mogollón. Entonces salía y me iba andando hasta Piscinas (a menos de 10 minutos) allí estaba solo o con un australiano que madrugaba durante hora y media. No sé ni cuantas olas buenas pude coger allá. Cuando comenzaba a entrar el turno de las 8.30 am, me iba de regreso para el muelle. Allí habría dos o tres personas, cogía unas cuantas olas más hasta que entraba el último relevo de los más perezosos. Si me encontraba con fuerzas, y como me pillaba de camino hacia el hospedaje entraba en Lobitos y rascaba una o dos olas más si se podía. De allí al desayuno de huevos revueltos y café al “restaurant” menos una estrella en la guía Michelin de Don Lucho y a dormir un rato tras 4 horas de izquierdas perfectas.

Los dos últimos días de la semana en Lobitos el mar bajo ya bastante, pero en Piscinas que es un imán para los swells todavía tenía series de metro bien puestas. Lobitos estaba dando medio a tres cuartos de metro todavía perfecto y todo el equipo de chavalines pro de la selección peruana dieron un recital de tubitos, con su pequeño tamaño encajando a la perfección en los “cuartitos verdes” que formaban las olas.

Esa anteúltima tarde en Lobitos con un trasfondo reminiscente de Jeffrey’s Bay con olas de verde esmeralda gracias al sol ya bajando iluminándolas por detrás ocurrió un momento mágico. Estaríamos una veintena de personas en el agua y de repente emergió la aleta de un delfín a unos 30 metros, en un abrir y cerrar de ojos comenzaron a salir varias docenas de delfines por todos los lados, nos rodeaban tranquilamente como una tribu marina reconociendo la presencia de otra especie acuática. Todos nos quedamos parados, los delfines se entrecruzaban entre nosotros y aparecían a menos de un par de metros. Incluso pasaron dos series y la gente no estaba segura si tirarse a cogerla por si se iban a cruzar con un delfín surcando la ola. Poco a poco se fueron, pero regresaron a la media hora brevemente para despedirse. Increible.

Esa noche cenando en El Tranqui donde por 10 soles (3 euros) te comes un arroz con frejoles y un filetaco de atún bien sabroso, apareció en el pequeño chiringuito Kepa Acero. Me presenté y como estaba solo me invitó a su mesa con otros dos surfers que había conocido en su albergue. Un tío tan natural y majete como aparenta en sus blogs (me encantó sus 5 olas 5 continentes y demás proyectos de surfista viajero con el que me identifico mucho más que con los surfistas de competición).

En el día y medio que me quedaba por allí nos cruzaríamos y charlaríamos unas cuantas veces, también le presenté a Rafael, alias “el sospechoso” (no me preguntéis porqué le llaman así), que grababa vídeos de surf de mucha calidad, como su último trabajo Olas Norteñas con tubarros de Panic Point, Lobitos y Cabo Blanco muy heavies. Kepa quedó con él para que le filmase y diese consejo sobre Panic y Cabo Blanco, que eran los objetivos de Kepa. Los partes daban un buen swell para el día después de irme pero creo que no fue suficiente para que Panic rompiera. Ayer ví que Kepa colgaba un vídeo de Lobitos, de La Frontera debería decir, que saca buenos tubos (aunque sigo opinando que el swell anterior en Lobitos fue mejor, quizá con más dirección sur, haciendo las olas mucho más largas, o quizá es porque las olas parecen siempre más impresionantes y bonitas cuando uno está dentro del agua).

Me fui de Lobitos a regañadientes por ese swell que venía de camino y todavía me quedaban dos días en Perú, pero debía retornar a Mancora para comprar el billete y asegurarme de tener plaza de autobús de regreso a Guayaquil (y menos mal porque fue petado a la vuelta). Me llevó hasta Mancora un tipo muy majo, Miguel de Sopelana que con su mujer peruana e hijos había emigrado hace un año al norte de Perú y estaba alucinando con la calidad de las olas del lugar. Las dos siguientes mañanas entré en la ola de Mancora, que aunque no sea Lobitos y necesite más norte para brillar, sobretodo el último día me despidió con un baño de metro pasado muy divertido.

Ya la última tarde probé a re-vender la tabla que había comprado a Walter, pero el susodicho me ofrecía la mitad de lo que le había pagado hace semana y media, así que ante tal devaluación decidí traérmela y subconscientemente era lo que deseaba, pero no quería darles ni un duro a los ladrones (por no decir cabr…es) de Iberia que me iban a cobrar un pellizco (esta vez fueron $75). A ver cuando aprenden de las aerolíneas brasileiras, o Air France o Air New Zealand o un largo etc de compañías y dejan de cobrarnos las tablas.
En el vuelo de vuelta me encontré con la grata sorpresa de un amiguete que conocía del agua, que yo no sabía que trabajaba de azafato para Iberia, y hablamos de las olas y de que deberíamos organizar otro surfari a las olas norteñas del Perú algún día. Ahh que bonito es soñar!

Yo antes de ir tenía a Perú como surf trip número uno en mi lista de opciones si me diesen a elegir y desde luego que no me ha defraudado. Un lujazo de izquierdas, el goofy-paraíso, que recomiendo a cualquier amante de olas largas y preciosas.

Hasta pronto, SF

sábado, 1 de octubre de 2011

SURFEANDO EN ECUADOR

El surfari comenzó antes de lo previsto, mi idea era trabajar en Ecuador una semana y tras mis compromisos laborales ir dirección norte Perú en el autobús nocturno, el cual me dispongo a embarcar en unas horas.



Trabajando en Manta, una ciudad costera con la mayor flota de atuneros del Pacífico, y observando desde la ventana del hotel mismo una crecida de mar importante era imposible escaparme a coger olas. La playa de Manta, de nombre Murciélago, tiene olas pero no parecen demasiado surfeables, y aunque quisiera entrar no tengo ni tabla. Aquí aparte de algún super hay tiendas de poco y menos de surf. Encima me encontraba constantemente rodeado de cuatro socios de trabajo para desde el desayuno hasta la cena.



Pero un día el destino decidió tornarse de mi parte cuando el armador Don Luigi, un ecuatoriano de ascendencia italiana, decidió invitarme a comer. Me había llevado solo a mí porque quería discutir un arte de pesca que yo conocía pero mis otros colegas no. Tras hablar un buen rato de pesca mientras comíamos un camotillo a la brasa (un pez delicioso que solo se alimenta de camarón) la conversación se tornó más informal. Le conté que iba a quedarme unos días por el norte de Perú, sin especificar qué tipo de turismo porque a veces los desconocedores catalogan a los surfers de vagos, yonkis y demás estereotipos. Sin embargo me cazó a la primera. Me preguntó “¿Que deporte haces tú?” y confesé que surfeaba. Don Luigi exclamó: “Ajahh, lo sabía, un biólogo que no aprovecha para ir a las Galápagos y se va al desértico norte del Perú solo puede ser por una cosa, surf!”.



De ahí procedió a contarme como su hijo, ahora en la treintena, había sido campeón junior de surf del Ecuador en su juventud y como durante años fue a una competición tras otra a apoyar a su hijo. Además, el primogénito Luigi Jr., estudió la carrera de capitán en Vigo y surfeó mucho en España, incluso inauguró algún spot de roca a los cuales los locales no se habían atrevido a enfrentarse por aquellos tiempos. Qué coincidencias tiene la vida pensé.


Pero la cosa no quedó allí, Luigi dijo que el mar había subido y que iba a llamar a un amigo de su hijo para llevarme a surfear. “Pero don Luigi, está tarde tengo una entrevista que realizar con mis compañeros en el puerto” le contesté. El me replicó que no me preocupase de eso, el lo arreglaba con una llamada, “les digo que has ido a examinar mis barcos y listo”. Así que zumbando al hotel a coger el bañador y la licra y me llevó a conocer al amigo Osvaldo, que había entrenado a su hijo y era ex campeón nacional también. Físicamente el tipo me recordaba mucho a Tom Curren. Andaba parcheando una tabla vieja, con sus hijos de 13 (miembro de la selección Ecuatoriana) y el de 6, llamado Bruce, sentados al lado dándoles parafina a sus minúsculas 5’4'' y 5’2''. Justo iban a salir a coger olas, así que me dejaron una vieja tabla y partimos en una ranchera que jamás vi cosa tan cachambrosa. Totalmente carcomida por el óxido sin ventanas, las puertas ni cerraban casi y con los hijos y unos amigos en la parte de atrás sujetando las tablas zarpamos.



Por el camino me explicó que shapeaba, sobre todo tablas de balsa que exportaba a Australia y América. El destino surfístico de hoy era el pueblito pesquero de San Andrés que tenía dos olas, un beach break y un point break. Llegados a la playa y tras sortear con el coche los numerosos tiburones y peces espada que se subastaban en la arena, aparcamos allí. En frente, sorprendentemente bastante gente en el beach break. Puede que una docena de chavales o más cogiendo una ola super orillera, con muy buena forma tipo Las Landas, rompiendo sobre el metro y pico. A lo lejos el point break, más filtrado, con izquierdas de medio metro bien formadas y vacías. Los hijos fueron directos a la ola machacona.




Tras dudar si meterme en la orillera cañera y petada o el pointbreak vacío más chiquitín opté por la segunda. Osvaldo creo que prefería la orillera pero me acompañó, y se nos junto una chica francesa (profesora de surf exiliada en Costa Rica y de vacaciones por allí). Durante dos horas disfrutamos de un poinbreak “peque” pero con una forma y longitud espectacular. En el agua me contó Osvaldo que en los swells del norte de invierno, sobre todo diciembre, entran olas de dos metros plus con tubazos increíbles. Dice que las olas pasan los 30 o 40 segundos, a veces enlazando con la orillera, que está a más de 300 metros para hacerse toda una. Recordaba que en el Niño del 98 (fenómeno meteorológico que forma grandes marejadas y lluvias copiosas) cogió en este pointbreak su mejor ola, un monstruo de tres metros largos que recorrió durante más de minuto y medio cubriendo lo largo del pueblo de San Andrés y más allá aún. Viendo la calidad evidente de este poinbreak de roca y el nivelón de Osvaldo (y su humildad) me lo creo.



Ya salimos anocheciendo del agua y con un buen puñado de olas cada uno. De vuelta a Manta, Osvaldo me cuenta como quiere montar una escuela de surf en San Andrés para sacar a los niños locales de la delincuencia y entrenarles a surfear como ángeles. Paramos a tomar un pan de yuca en el puestillo de camino y me regresaron al hotel. Le dije que si encontrase tiempo me escaparía gustoso otra vez con él y sus chicos. Don Luigi me llamó entonces para preguntar cómo me fue y le dí mil gracias por este regalo inesperado. Ya el trabajo no me dejó otro hueco para escaparme a correr las deliciosas olas de San Andrés pero al menos lo conocí y probé ese día.

Ahora empiezo mi periplo para Perú norte, zona de Piura con Lobitos, Máncora, Órganos y otras olas en mente. Ya os cuento pronto como fue.

Un abrazo,

SF

sábado, 17 de septiembre de 2011

SURFARI NORTE DE PERU

Hola gente,

¿Alguno se acuerda de aquella entrada en la que se preguntaba que si te regalaran tres surfaris gratis que destinos elegiríais? Mi primera respuesta fue Perú. Púes parece ese surfari soñado se va materializando.

Aprovechando que tengo que ir a Guayaquil (sur de Ecuador) por trabajo una semana, me he cogido dos semanas extras (cortesía de mi bendita mujer) para bajarme al norte de Perú y conocer en primera persona algunas de esos pointbreaks de izquierdas perfectos. Por solo mencionar algunos Chicama, Órganos, Cabo Blanco, Lobitos, … si no habéis visto estas olas pasaros por You Tube y veréis que son olas muy largas (sobre todo Chicama, la más larga del mundo) y algunas bastante huecas (Lobitos en video podría ser confundida con Mundaka).





Os dejo un enlace a una guía de surf de Perú fantástica (http://issuu.com/surftheplanet/docs/perusurfingttravelguide)

Aunque me voy para Ecuador el próximo jueves todavía no tengo nada organizado para Perú. ¡Qué desastre! Lo cierto es que hasta esta semana no sabía si podía quedarme ese tiempo extra por allá. Me quedan muchas dudas que tengo que resolver pronto.

Entre ellas:

-Donde hospedarme (Mancora seguramente será el punto de salida)

-Si coger un coche o alquilar un guía de surf o juntarme con alguien por allá para viajar

-Si llevar tablas. Los malditos cabr…zos de Iberia cobran 150 Euros por cada trayecto y yo tengo unos cuantos enlaces y encima como la primera semana estoy currando y moviéndome bastante con otros colegas de trabajo no quiero ser un incordio con las tablas. Lo que no sé es si podré comprar alguna tabla semi-decente (o a mi exquisito gusto, jeje) por allí fácilmente.

- Qué seguro de viaje coger también por decidir

Así que ya veis, soy un manojo de dudas, aunque sea como sea estoy seguro que al final saldrá bien. Cualquier consejo será muy bien recibido.

Chao, SF

martes, 13 de septiembre de 2011

REMADA FICTICIA




Se ve sobre todo en estos primeros días de marejadas serias y tras el verano medio metrero lo que voy a describir como la remada ficticia. Es ese tí@ que viendo que está en el punto perfecto para pillar una serie de dos metracos ultra fornida, de las que te asomas a la “balconada” y te cagas por las patas de lo cóncava que es, hace como que rema y patalea pero las últimas dos o tres brazadas las da sin chicha (para dejarla escapar pues está acojonado).

Este tipo de comportamiento simulado se suele dar más cuando hay varios “machos cabríos” que no quieren quedar de pena entre sus colegas o perder el respeto de otros surfistas en el pico si dejan pasar la ola del día pero que en realidad no se atreven a lanzarse a ella. Normalmente suelen soltar un “mecaguentodoloquesemenea” teatrero después de que se vaya la ola, como si realmente la hubiesen querido. Aunque los susodichos crean que no nos damos cuenta, un surfista medianamente experimentado puede ver cuando alguien rema al 100% a por la ola o está haciendo el paripé.

Quizás matizar que puede haber una remada ficticia involuntaria. Esa que quieres remar la ola de verdad pero tu conciencia (ese angelito que se posa en tu hombro para decirte que no lo hagas que te vas a estampar contra el fondo) te traiciona y subconscientemente remas algo más lento a medida que la ola gigante se levanta contigo en medio . La incidencia de la remada ficticia involuntaria se acentúa en los primeros swells del otoño cuando la mayoría venimos del letargo veraniego y de batacazo nos encontramos con olas de periodos altos y mucha envergadura. Tarda unas semanas para que la mente se aclimate, ayuda tirarse a unas cuantas olas bomba para ir cogiendo callo y quitándose ese miedo natural que nos domina cuando miramos al precipicio debajo de la punta de nuestra tabla.
Luego están los máquinas que reman a muerte y no tienen miedo de 1, 2, 3 o 4 metros de ola, les da igual. Otros son los "Juanes sin miedo" o kamikazes que aunque no sean técnicamente tan dotados se lanzan a lo que sea aunque coman de lo lindo. Y luego esta la "remada de la frustración" en la que me incluyo, la del burro, es aquella en la que te has rilado en una o dos olas de serie gordas y te encuentras mosqueado contigo mismo por esta falta de valentía, así que vas a ir a por la siguiente serie que venga toque lo que toque, aunque se ponga el horizonte negro con una peazo ola, aunque sea un cerrote brutal a todas luces, la vas a remar por tus huevos, incluso sabiendo que será una bajada en picado hacia un abismo que resultará en una explosión de espuma y arena. Ni miras de reojo a la ola, solo bajas la cabeza y remas con todo lo que tienes. Alguna vez da buenos resultados, pero en la mayoría el no ser selectivo en un día gordo suele resultar en un sartenazo casi asegurado.

Bueno, pues eso, a remar pero fuerte y con ganas que os tenemos calaos a los que le echáis mucho teatro!
Hasta otra,
SF

martes, 6 de septiembre de 2011

NUMEROLOGÍA DE UN MAL BAÑO

Despertador 5:45 h
Café 1
Galletas 7
Carretera 138 km
Parking 0
Olas 2,3 m
Período 11 s
Viento 6 n
Bajamar 5:47 h
Coeficiente 51
Tabla 6'6''
Surfers 12
Cerrotes 95%
Patos >150
Baño 1:15 h
Huequedad 10
Canguelo 8
Galletones 3
Surfeadas 1
Autoestima -1
Currar 9:00 h

viernes, 2 de septiembre de 2011

SEPTIEMBRE

El mes de septiembre significa muchas cosas. Para la mayoría de la población equivale al retorno al trabajo. Qué bajón. Para los surfers por suerte aunque nos toque currar de nuevo, en este mes todo no es malo.



Para los que surfeamos todo el año es el momento del cambio de tercio. Vamos de los meses calentitos de julio y agosto, bañador y licra, con 300.000 en el agua (la mayoría de escuelas) y del surf medio metrero hacia la transición a los mares de período alto, gradual despertar de los spots de invierno, la (parcial) redución de masas, desempolvar el 4/3 y donde encontrar un lugar en el parking de la playa es de nuevo posible.


Si me preguntais, yo lo tengo bien claro, los meses de septiembre a noviembre son mis preferidos, sobre todo cuando es uno de esos otoños templaditos, con vientos del sur offshore y olas constantes en el Cantábrico. Para empezar el Atlántico comienza a calentar motores y del domingo en adelante hay una ración de mares de 1 a 2 metros con buen período y vientos suaves para toda la semana. Esperemos que esto sea solo la antesala de un buen otoño!


Hasta pronto, SF.